Tiene una voz gravísimamente radiofónica, algo que debería hacerse mirar y que no tiene remedio con los ibuprofenos que afirma haber tomado para subir este pasado mes de enero al cuarto piso (entiéndase, a los cuarenta). En su documentación está identificado como Jesús Rodríguez Rodríguez, sin embargo a los dieciséis años su amigo Damián le prestó el pseudónimo de Aleixandro Vórtice, que él terminó de perfilar como Alexander Vórtice.
Cuando habla del niño que fue, dice que no era buen estudiante; pero sí, muy lector. Libros y tebeos. Luego llegó la poesía y Pablo Neruda le acompañó durante la adolescencia y primera juventud. Aunque 'oficialmente' su primera publicación corresponde a 2004 - antes de cumplir los treinta -, desvela en La playlist que en realidad fue en 2001, ya que autoeditó 'Vergel de pensamientos' de cuyo título solo hay cinco ejemplares.
Es "creyente por joder, porque esta vida es un puto fraude"; "bipolar lingüísticamente" puesto que "con mi madre siempre hablo en galego y con mi padre en castellano"; maniático, tendente al pesimismo, paciente, buen oyente y un tímido que rehúye cámaras y micrófonos.
Escribe tanto narrativa como poesía. Práctica que le resulta terapeútica, "como ansiolítico". Acaba de presentar su último libro de poemas'Tempa maltreita'. Confiesa en PontevedraViva Radio que cuando escribe en verso no pone filtros y que este es el libro más personal que ha escrito nunca. Un viaje por las emociones humanas que precísamente escribió durante un viaje: el que durante un año le llevó a Irlanda. Junto a Miriam, su pareja; la filóloga que es su primera crítica literaria. Si escucha "por ahí no"... ya sabe dónde está la línea roja.