Carlos Bardem: "Por supuesto que existe el esclavismo. Cuando alguien trabaja y trabaja sin conseguir salir de la precariedad, es un esclavo"
Por Natalia Puga
A Carlos Bardem (Madrid, 1963) la vena artística le vine de familia. Él la ha canalizado a través de facetas tan variadas como actor, escritor, pero también historiador (licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Madrid- UAM) y diplomado en Relaciones Internacionales. La conjunción de la de escritor e historiador dio lugar a su última novela, Mongo Blanco. Responde a esta entrevista justo antes de llegar a Pontevedra para presentar la obra en la Festa dos Libros. El encuentro con sus lectores será este domingo a las 19.00 horas en la plaza de A Ferrería, como colofón a tres días de completa programación que puede consultarse aquí.
Como escritor, historiador y, sobre todo actor, ¿Cómo vive estos encuentros con los lectores? ¿Cómo los afronta?
Escritor, actor y licenciado en historia. Un historiador es alguien que se dedica profesionalmente a la investigación y publicaciones históricas. Pero sí soy un enamorado de la historia de mi país y de las grandes historias y personajes de la Historia. Encontrarme con los lectores es un privilegio, es poder tener comunicación directa con los destinatarios de esta novela. Es llevar el barco a su puerto de destino.
Con Mongo Blanco ha afrontado el reto de resumir en un solo libro cinco años de documentación. ¿Cómo se consigue?
En efecto, la escritura de Mongo Blanco me ha llevado un total de cinco años, la mitad de documentación y la otra de organizar esos datos y redactarlos para que, informando, no resultaran un lastre para el lector de la novela. Quería ofrecerle la experiencia total de la trata de esclavos sin ahorrarle detalles ni crudeza. Un trabajo arduo, pero apasionante. Yo no puedo escribir ni diez páginas si no me interesa, apasiona o conmueve lo que hago, así que mucho menos 620 páginas.
Mongo Blanco se centra en la vida de Pedro Blanco, un personaje sin duda importante en la historia de España, pero totalmente desconocido y escasamente retratado en la historia de la literatura. ¿Cómo ha llegado hasta él?
Pues leyendo historia, a través de una nota a pie de página. Como digo soy licenciado en historia, mi especialidad es la historia Moderna y Contemporánea de España, y me llamó la atención no haber oído nunca de este negrero malagueño. Y eso me llevó a otra inquietud: ¿por qué hay partes de nuestra historia que se nos ocultan, deforman o escamotean? Leyendo la novela las respuestas son obvias.
¿Por qué hemos tenido que esperar hasta el año 2019 para que una novela ponga el foco en su figura?
Bueno, ha habido que esperar a 2019 para que llegara Mongo Blanco pero Don Pedro Blanco Fernández de Trava, el Mago Espejo Sol, ya fue protagonista de El Negrero, de Lino Novas Calvo, una magnifica novela publicada en 1933 por un gallego emigrado a Cuba. Llegué a la novela de Novas cuando ya había empezado a escribir la mía, me fascinó, la devoré y la aleje de mí. La suya se ocupa la vida de Blanco desde otra perspectiva y periodos. Pero como digo es una maravillosa novela y con un léxico inigualable.
Decía usted durante estas semanas de presentación de su libro que la historia del esclavismo en España ha sido silenciada por la historiografía oficial. ¿Cuál cree que es el motivo?
Porque el origen de muchas de las grandes fortunas e instituciones de este país, el origen de muchos poderosos, está en dos cataclismos históricos y morales: la trata de esclavos en el XIX y el franquismo. Y los poderosos son siempre quienes dictaminan el relato, la historia que los demás debemos conocer.
¿Qué fuentes ha utilizado usted para romper ese silencio?
No he tenido que profundizar en archivos y legajos. La trata de esclavos está sorprendentemente bien documentada, sobre todo por historiadores extranjeros, aunque también hay muy buenos estudios de investigadores catalanes. Yo me he dedicado a leer sobre el tema y ordenar esa información cuantiosa en forma de novela.
Pedro Blanco llegó a ser el mayor comerciante de esclavos del mundo. Es curioso porque, desde la perspectiva de una española, si pienso en el comercio de esclavos, la mente se me va hacia rutas de África hacia América. O hacia América simplemente. ¿Cómo ha logrado la historia esta distorsión?
Enlaza con una respuesta anterior. Pedro Blanco llegó a ser el Pablo Escobar de la trata, la escaló a números nunca vistos y amasó una fortuna obscena. Él y otros como él. Lógicamente, esto no lo pudo hacer solo. Tuvo socios en todas partes. Y en España uno de los más importantes fue la reina regente María Cristina de Borbón. Otro el arzobispo de Toledo. La Bolsa de Barcelona se creó directamente por negreros catalanes en Cuba para rentabilizar sus fortunas sin el control de la bolsa de Madrid. Supongo que no debe ser muy edificante ver que tras nombres, títulos, fortuna y dignidades lo que hay es el comercio con seres humanos, la sangre de los esclavos.
Su novela retrata un sistema de comercialización tipo 'cash & carry', para entenderlo desde la visión actual. ¿Podría explicarlo para alguien que se acerca por primera vez a esta historia olvidada?
Fue una de las innovaciones del Mongo Blanco. Multiplicó el envío de esclavos, en cantidad y frecuencia, acortando el tiempo que hasta entonces necesitaban los barcos negreros para llenar sus bodegas. ¿Cómo? Con novedades tecnológicas, sistemas de señales, pero sobre todo teniendo siempre miles de negros encerrados en corrales, un flujo interminable de esclavos que ya no dependiera de guerras tribales esporádicas, de que fuera la estación seca o la de lluvias. Generó un estado de guerra permanente en una enorme zona de las actuales Sierra Leona y Liberia, convenciendo además a los nativos de que abandonaran toda actividad productiva para consagrarse a raptarse y venderse a los factores blancos.
La historia parece tener todo lo necesario para convertirse en una superproducción cinematográfica...
Yo diría que más bien una serie. Es difícil comprimir una novela tan rica en tramas, personajes y escenarios en la duración de una película sin mutilarla en exceso. Una serie con varias temporadas permitiría una adaptación más fiel.
El comercio de esclavos está erradicado, pero ¿considera usted que sigue existiendo esclavismo hoy en día?
Las cosas ni desaparecen ni se destruyen, solo se transforman. Por supuesto que existe el esclavismo, el literal que sufren los refugiados atrapados en Libia, pero también la extensión del precariato en nuestras sociedades. Cuando alguien pierde casi todos sus derechos, civiles o laborales, está entrando en la esclavitud. Esa es la definición de esclavo: alguien que carece de derechos. Cuando alguien trabaja y trabaja sin conseguir salir de la precariedad, es un esclavo.
¿Diría que existe algún Pedro Blanco en la España de 2019?
Muchos.
Como despedida, ¿conoce usted Pontevedra y su vida literaria? ¿Con qué expectativas llega a la ciudad en este campo?
Pues la verdad es que no y vengo con la única y hermosa expectativa de poder charlar con lectoras y lectores de Mongo Blanco. De compartir.
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