La "ilusión tremenda" del pontevedrés Alejandro Muñiz en su debut como árbitro de Segunda División
Por Diego Espiño
A sus 28 años y tras apenas 13 en el arbitraje, Alejandro Muñiz está viviendo su primera campaña en la Liga de Fútbol Profesional, en una Segunda División a la que llegó en verano sin hacer ruido después de sólo cinco temporadas en la categoría de bronce y otro más en Tercera. Lo hace, asegura, "con una ilusión tremenda", la de disfrutar de su vocación como árbitro e intentar consolidarse en la élite.
"El salto se nota, ya los estadios triplican en aforo o cuatriplican, la velocidad de juego es mayor y es todo mucho más profesional, a otra escala", explica Muñiz a PontevedraViva.
Desde el inicio de curso no ha parado de arbitrar, empezando por su estreno en la primera jornada de liga en un Numancia-Alcorcón, donde "se me pasó el partido volando la verdad", reconoce debido a que "un debut siempre es bonito y además en un estadio en el que nunca había estado".
El trencilla, que forma equipo con dos asistentes también gallegos como el vigués Adrián Díaz y el coruñés Fabián Blanco, ha dirigido hasta la fecha siete encuentros en la categoría de plata más otros tantos a cargo del VAR, el sistema de vídeoarbitraje. "Una jornada campo, otra VAR, esto no para y no tenemos un fin de semana libre", relata sin quejarse.
Su próximo partido será este mismo sábado 9 de noviembre (18:00 horas) con el Sporting-Numancia, en Gijón. Así se lo comunicaron como cada semana a golpe de lunes, momento en el que comienza un trabajo exhaustivo para llegar lo mejor preparado posible al día del choque. "Hago un montón de horas de scouting de los equipos, de cómo sacan los córners, cómo sacan de portería, si juegan corto o largo", revela, todo para "llegar allí y que nos sorprendan las menos cosas posibles".
En cuanto al vídeoarbitraje "es una evolución para el fútbol enorme, la tecnología está ahí para cubrirnos un poco la espalda y todo lo que sea hacer más justo el fútbol siempre es positivo", defiende.
Alejandro Muñiz es ahora, junto a Javier Iglesias Villanueva, el árbitro referente a nivel gallego, un comité territorial que después de muchos años no cuenta representante en la máxima categoría. Llegar precisamente a Primera División algún día "es un sueño", reconoce el pontevedrés, pero siempre con los pies en la tierra pensando que "siendo mi primer año y sobre todo por mi edad el objetivo número tiene que ser adquirir experiencia en Segunda División. Levantar la mirada muchos más arriba puede hacer que tropieces", señala.
Lo que no ha provocado su llegada al fútbol profesional es que olvide a sus compañeros del Comité Técnico de Árbitros (CTA) de Pontevedra, donde "se está haciendo un trabajo muy bueno". Él de hecho sigue colaborando en lo que puede con la formación de nuevos colegiados. "Poner mi granito de arena en la delegación de Pontevedra es algo que me llena de una satisfacción tremenda", como también lo es "ver que la gente que has ayudado a empezar están algunos en Preferente o Tercera División".
Así lo dice un hombre que ha dejado de ser una promesa del arbitraje pontevedrés y gallego para convertirse en toda una realidad.
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