La desamortización de conventos y monasterios dotó a la biblioteca pública de Pontevedra de los primeros fondos en el año 1848. Desde que abrió sus puertas el 2 de febrero de 1849 en el instituto provincial de segunda enseñanza los volúmenes han ido creciendo y hoy en día ya alcanzan los 190.000 en su sede de la calle Alfonso XIII. Una parte de ellos están a la vista del público, otros pueden consultarse previa demanda y a unos pocos tan sólo pueden acceder los investigadores para preservar su conservación. Este lunes 11 de enero, día del usuario, una visita guiada permitía acceder a todos.
Una visita a los depósitos del edificio de Alfonso XIII deja al descubierto detalles que el usuario no ve a pesar de que se pase el día metido en la biblioteca o sea alguno de sus 24.798 socios adultos o 7.114 niños. Los 4.000 volúmenes de la colección Muruais, adquiridos por el Ministerio de Cultura a la familia del profesor de origen francés y con valiosos retratos de la vida del siglo XIX; los depósitos de la colección de la Sociedad Arqueológica y Colección Sampedro; los libros en homenaje a Losada Diéguez; o parte de la biblioteca de los hermanos Mendoza son algunos ejemplos de una lista que encabeza, como más antiguos, diez incunables atesorados en el despacho de la directora, uno de 1489 del Papa Juan XXI.
Muchos de esos fondos pasaron ya por los locales de la biblioteca pública en el Palacio Provincial (1907), el archivo de la delegación de Hacienda (1920), el Instituto de Enseñanza Media (1931) o el edificio de la calle Paseo de Colón (1960), en un periplo que desde 1987 mantiene las instalaciones en la sede actual, pero que puede que no será su destino final, pues el espacio es reducido y poco a poco se va quedando pequeño.
De esa última mudanza incluso quedan revistas y otras publicaciones que siguen empaquetadas, al tratarse de algunas que no han solicitado ser consultadas desde entonces. Hasta que sea necesario, así seguirán, pues se garantiza mejor su conservación. Y es que las publicaciones periódicas son una parte importante de los fondos, con una hemeroteca integrada por 3.506 títulos de revistas y periódicos, entre ellos todos los ejemplares publicados por Diario de Pontevedra, Faro de Vigo o Atlántico Diario, medios que tienen su depósito legal en la biblioteca pontevedresa.
En las entrañas de la biblioteca pontevedresa hay pasillos llenos de todo tipo de publicaciones y, a pesar de los modernos sistemas de almacenaje, que optimizan cada hueco, apenas quedan unas cuantas estanterías vacías. Su directora, Pilar Fernández Ruíz, indica que en los lineales del depósito sin libros puede haber espacio, con la política de adquisición de fondos actual, para otros cinco años de actividad. Lo que pasará después ya tendrá que ser una decisión de las dos administraciones con competencias en la gestión, el Ministerio de Cultura –titular- y la Consellería de Cultura –gestora-.
Las donaciones fueron el origen de buena parte de los fondos, pero también dejan curiosidades como que la colección de Antonio Odriozola, bibliógrafo, investigador y erudito que da nombre a las instalaciones, está en realidad en el Museo de Pontevedra. Además, esas donaciones dejan en ocasiones mal sabor de boca, pues la falta de espacio ha llevado a la dirección a tener que derivar a posibles donantes a otros centros, como ocurrió recientemente con 6.000 ejemplares que acabaron en la Biblioteca de Galicia.
El Día del Usuario permitió también premiar a los 'superlectores', los usuarios que más libros o películas han sacado en préstamo a lo largo del año. La lectora de honor adulta de este año será Elena Torres Iglesias, que ya recibió el reconocimiento hace dos años y en los últimos doce meses se benefició de 368 préstamos en la biblioteca pública. La lista de usuarios 'premium' la completan una niña de 0 a 5 años que retiró 258; un niño de 6 a 8 que cogió 231; una niña de 9 a 11 con 131 préstamos; y un chico de 12 a 14 años con 170.