Zahara y Martín Perarnau IV están de vuelta. Lo hacen con _BCN747, el segundo disco del proyecto de pop electrónico que ambos comparten, Juno. Su gira recalará el sábado 25 de noviembre (21:00 horas) en la Sala Karma, invitando al público a entrar en su particular limbo.
Allí presentarán una especie de bitácora de sus viajes por Londres, Ámsterdam, México o Los Ángeles, fruto de los cuales nacieron unas canciones cargadas de desencanto. Dos personas que, en su descubrir del mundo, sienten cada vez más que no pertenecen a ninguna parte.
Juno, con este segundo disco, sale de esa habitación de hotel en la que nació y, años después, os habéis llevado esa intimidad de viaje. No sé si sería una descripción acertada.
Martí: Antes de la pandemia nos pusimos un objetivo. Queríamos ir a ciudades del extranjero a hacer canciones. Ese plan se fue al garete, pero tuvimos la suerte y el privilegio de poder salir de gira e ir a alguna 'rave' en Londres, en donde las circunstancias del virus permitían un poco más de libertad. Fue así como empezamos a ir asentando los cimientos de este disco.
Y desprotegidos de esas cuatro paredes, ¿qué mundo os habéis encontrado?
Martí: Queríamos escribir sobre nuestros viajes y sobre la belleza que íbamos a descubrir en esas ciudades que visitábamos. Pero al volver a casa, las letras que nos salían solo hablaban de las maldades del sistema capitalista que nos habíamos encontrado, de todas las aristas y la podredumbre que habíamos visto alrededor del mundo buscando esa belleza.
¿Cómo surgió la idea? Es decir, ¿qué fue antes? ¿La idea de enfocar así este disco o fueron los viajes los que encaminaron este proyecto?
"Teníamos la vocación de hacer un disco viajero. Nos gustaba el reto de hacer un viaje y que de ese viaje salieran las canciones"
Zahara: Teníamos la vocación de hacer un disco viajero. Nos gustaba el reto de hacer un viaje y que de ese viaje salieran las canciones, incluso grabarlas en todas esas ciudades. Era un sueño precioso y muy ambicioso que suponía un reto artístico y creativo maravilloso.
¿No fue raro viajar cuando la pandemia aún estaba azotando a medio mundo?
Zahara: Los primeros viajes fueron por puro amor a la música. Pero sí, al descubrir las 'rave' era como vivir una situación distópica. En España las restricciones aún eran brutales. Ese contraste nos impactó mucho y se nota en las primeras canciones. Pero al final fue lo que nos motivó. Fue como una obligación autoimpuesta que hubiese una canción sobre cada ciudad que visitamos.
¿Estos viajes os han cambiado vuestra visión?
Martí: Este disco nos ha traído muchas cosas. Es la primera vez que no solo producimos el disco al 50%, sino que también lo grabamos y mezclamos nosotras. Ha sido un aprendizaje muy profundo. Hemos desentrañado los misterios que conlleva hacer un disco desde el principio hasta el fin y nos ha dado una libertad inusitada para afrontar nuevos proyectos.
No sé si, de alguna manera, Juno ha sido como un desahogo para vosotros
Martí: Totalmente. Se ha convertido en un refugio para hacer canciones desde la libertad, sin sufrir los embates del sistema por cuántos oyentes tienes en Spotify y, además, un refugio de aprendizaje que nos trae muchas otras alegrías en los demás proyectos que tenemos.
"No pasa nada si no le gusta a nadie, nos gusta a nosotros y disfrutamos con el proceso. Nos da una libertad maravillosa"
Zahara: Con Juno vamos muy por libre y tratamos de quitarnos esa presión, de no hacerle caso a nada. Para eso ya tengo otros proyectos. Aunque en Zahara soy muy libre con las letras y con lo que quiero contar, soy yo y mi sello, me siento más prisionera del sistema. Tengo que alcanzar un número de ventas determinado para que sustenten el proyecto.
Y a la hora de plantearos este segundo disco, ¿habéis podido abstraeros de esas presiones o de las expectativas que pudiese haber a vuestro alrededor?
Zahara: Es que Juno para mí es olvidarme de todo eso y hacer música por el placer de hacerla. No pasa nada si no le gusta a nadie, nos gusta a nosotros y disfrutamos con el proceso. Nos da una libertad maravillosa. Pero sí es cierto que cuando presentamos este disco ya se habían cerrado conciertos y había cierta presión porque hubiera algo sonando.
Pero al final os salisteis con la vuestra...
Zahara: Nos planteamos ceder a esa presión. Pero lo que queríamos era que la gente escuchara el disco entero, no queríamos hacer adelantos, porque a veces nos da rabia esos 'singles' sueltos que dan una imagen distorsionada de lo que es el disco que vas a escuchar. Nos pusimos firmes, respetamos nuestra opinión, nuestros deseos y cómo queríamos afrontar este lanzamiento.
¿Fue difícil trasladar el concepto de este disco al directo?
Martí: Más que fácil o difícil, en este caso fue una pata más del disco. Ezequiel Gómez es la persona que completó este dúo creativo para montar el directo. El concepto del álbum fue de la mano del concepto del directo y todo se construyó a la vez. Fue una gloria montarlo así. Fue muy divertido estar imaginando cómo iba a ser el directo mientras estábamos componiendo.
¿Os costó encontrar un punto de partida?
Martí: Pensamos en lo del limbo porque en una de las canciones imaginamos nuestra muerte figurada. Nos quedaríamos a las 7:47 de la mañana en una discoteca mientras está pinchando nuestro DJ favorito. Intentamos construir esa 'rave' infinita en nuestros directos.
Es una puesta en escena muy introspectiva, en la que la 'rave' y las baladas más profundas se dan la mano e invitamos a la gente que entre así a nuestro sitio. Es muy guay hacerlo en salas como Karma, con el público tan cerca, porque se genera una energía muy especial.
¿Estáis contentos con el resultado?
"Es muy guay actuar en salas como Karma, con el público tan cerca, porque se genera una energía muy especial"
Zahara: Nos sentimos muy felices, también con la idea de no mirar hacia el público. Estamos enfrente el uno del otro. Nos gusta mirarnos mientras tocamos. Es muy importante tener la atención de Martí puesta en mí para yo sentirme capaz de tocar. Me siento cuidada y si meto la pata con el patrón de las máquinas o toco el acorde que no es, su sonrisa es salvadora.
Sé que tengo el público al otro lado, pero a quien le toco de verdad es a él. Creo que a todos los que vienen a vernos en estos conciertos también les gusta eso, sentirse como 'voyeurs' de esa intimidad que compartimos con ellos a través de nuestra música y nuestro directo.
Últimamente Galicia, y Pontevedra en particular, no falla en vuestras giras. ¿Qué os damos?
Zahara: Lo de tener a mis dos 'managers' viviendo en A Coruña ha hecho mucho por mi proyecto en Galicia, lo cual no te imaginas lo feliz que me ha hecho. Cada vez que vemos en el calendario que hay una fecha en Galicia, Martí y yo ya sonreímos felices porque sabemos que vamos a comer fenomenal y que nos van a tratar increíble. Amamos al público gallego.
Os queremos un montón y soñamos con desayunar esos huevos y esas patatas que tenéis (se ríe). Para nosotros es un flipe ir a tocar allí y ojalá pueda ir muchas veces más. No os aburráis de nuestros proyectos. Mi intención es seguir tocando por ahí todo lo que pueda.
Martí: Siempre que nos vamos a Galicia nos imaginamos cómo sería vivir allí. Es un sueño recurrente que tenemos. Nos imaginamos con una casa en Galicia.
Zahara, aprovechando que vienes a Pontevedra, vas a participar en los actos del 25N y hablarás del proceso creativo del disco "Puta" y lo que supuso para ti. ¿Qué mensaje quieres trasladar?
Zahara: Lo que voy a intentar que quede como idea es lo importante que es la expresión artística para lidiar con los traumas. Ojalá cada persona encuentre la suya porque es una herramienta poderosísima para expresar cosas que igual con palabras no nos atrevemos. A mí me pasó.
Con este disco conté cosa superíntimas, muy dolorosas y violentas, que nunca me había atrevido a verbalizar. A través de las canciones he podido dar ese paso. Al igual que me ha pasado a mí, a muchas personas el arte les puede ayudar a lidiar con los fantasmas propios que las habitan.
¿Te sientes una superviviente?
"He sido una mujer maltratada. Como tal me siento una superviviente y parte de esa supervivencia se la debo a la música"
Zahara: He sido una mujer maltratada, de la que han abusado. Como tal me siento una superviviente y parte de esa supervivencia se la debo a la música. Intentaré transmitir eso y, si hay mujeres que han vivido algo similar, invitarlas a que encuentren su vía de expresión para vivir con ello de una manera más amable, para entenderse, respetarse, quererse y cuidarse.
La campaña de Pontevedra para el 25N demanda "llamar las cosas por su nombre" y erradicar "eufemismos" sobre la violencia machista. Visto lo visto, dan en el clavo, ¿no?
Zahara: Es fundamental. El principal problema con el machismo es que, en el día a día, lo normalizamos y lo justificamos. No nos atrevemos a afear la conducta de quien tiene un gesto machista, desde el más pequeño al más grande. Tenemos que empezar a parar esas conductas. Es parte del aprendizaje que nos queda por delante. Y hacerlo ayuda. Te lo garantizo.