La previsión del tiempo ha sido este año más aburrida que de costumbre. Siempre soles, eterno anticiclón sobre el país de los mil ríos. Los registros de MeteoGalicia señalan que el pasado mes de septiembre ha sido el más seco del siglo y octubre se despidió como el más cálido en 36 años.
También han marcado records negativos los embalses y cauces fluviales con niveles hasta ahora desconocidos. Ante estas circunstancias la Xunta terminó declarando la situación de sequía, pero es que estábamos en prealerta desde enero.
Sin embargo, Augas de Galicia, ha demostrado con esta crisis carecer de recursos para enfrentarse al cambio climático, la única solución propuesta ha sido moderación, ahorro y cruzar los dedos para que llueva, "estamos ante o nunca visto", afirmó su director Roberto Rodríguez.
"No esperes a ver guepardos para cerrar el grifo", decía la campaña institucional. Sentidiño con el agua.
Los pozos secaron, los manantiales dejaron de nutrir las fuentes, las traídas vecinales ya no echaban gota, los concellos empezaron a aplicar cortes priorizando el consumo humano a los usos industriales, así en Pontevedra se redujo el caudal de agua de la captación de Ence.
Después de la industria, el plan de la Xunta marcaba como orden de prioridades la acuicultura y los aprovechamientos hidráulicos, seguidos de la ganadería y la industria alimentaria, luego se tocaría el caudal ecológico de los ríos y, finalmente, se procedería a cortes en el suministro humano.
Muy cerca de este último escenario se situó la ciudad de Vigo y sus once municipios limítrofes. Los embalses de Eiras y Zamáns, de los que se nutren fundamentalmente, se situaron en niveles críticos. Ante la inminente emergencia surgieron algunas ideas como contratar barcos cisterna, construir una planta potabilizadora o trasvasar agua del río Verdugo, en Ponte Caldelas. Esta última iniciativa sigue adelante.
Se trata de un proyecto consensuado entre Augas de Galicia y los ayuntamientos que dependen del suministro de Eiras. Una obra que costará 5,5 millones de euros de los que la Xunta aportará un 20 por ciento del presupuesto. Un "expolio" según consideran los concellos de Ponte Caldelas, Pontevedra y Soutomaior que ya han iniciado una ofensiva en varios frentes, social, judicial y político.
Las borrascas Ana y Bruno han rebajado la gravedad de la situación pero no la han resuelto. El cambio climático ha venido para quedarse.