El histórico estanque de las Palmeras ha sido abandonado por sus plumíferos inquilinos. A los surtidores de hierro en forma de rana además de rotos y muy sucios se les ve tristes.
Como si de una residencia de verano se tratase la caseta de los patos languidece entre malas hierbas resignada mientras sus moradores eligen otras tierras para vivir.
Tampoco es que los palmípedos se hayan ido muy lejos. El cada vez más recuperado río dos Gafos ofrece un entorno mucho más acorde y allí se les puede visitar y seguir sus andanzas.
Antes de los patos se mudaron los cisnes. Primero los negros australianos y luego los cisnes blancos.
También en el hábitat de A Xunqueira se les puede ver mimando los nidos que tan afanosamente han preparado para la llegada de los nuevos miembros de la familia del Lérez.
Además de la senda del Gafos y la Illa das Esculturas, en los restantes parques y humedales de la ciudad, como el intermareal Lourido-Mollavao o A Xunqueira de Alba, hay registradas 127 especies de aves.
Ocho de ellas introducidas por el hombre. En este punto a todos nos viene a la cabeza un nombre propio: el fallecido conselleiro, Xosé Cuíña Crespo que soltó los primeros cisnes en el Lérez hace ahora 15 años como broche de la recuperación de las márgenes del río.
De esta lista de aves se borró en el 2005 el último pavo real que se contoneaba por la Alameda.
Sin embargo hay otras especies que nos visitan en masa, por ejemplo los estorninos.
Conviven con nosotros hasta 35.000 estorninos
Cual turista inglés en Salou este ave migratoria llega a Pontevedra arrasando. Conviven con nosotros hasta 35.000 estorninos según cifró el biólogo Xabier Vázquez Pumariño, en un estudio encargado por el Concello.
Otras vecinas invasoras son las palomas y las gaviotas a quienes los hosteleros les han cogido "gran cariño". Son clientas que llegan por el aire.
A las gaviotas en Pontevedra las podemos ver abriendo bolsas de basura en los contenedores, robando los pinchos de las terrazas, o peleándose por las migas, incluso comiéndose a las palomas
Aunque arrecian las críticas por su molesta presencia los expertos nos advierten de que "están aquí, entre nosotros y han venido para quedarse".