Según recoge hoy la edición digital del Diario de Arousa fue toda una operación planificada. A la una de la pasada madrugada la Policía Nacional se trasladaba hasta la fábrica de Cuca en Vilaxoán con cinco furgones que cortaron los accesos de la entrada de la fábrica y obstacularizaron la salida de la caseta en la que las trabajadores hacían guardia para evitar el desmantelamiento de la maquinaria.
Los teléfonos móviles tampoco funcionaban. La Policía empleó inhibidores de frecuencia que impedía su uso y, por tanto, las trabajadoras no pudieron alertar a los vecinos de Vilaxoán ni hacer que sonasen las campanas de la iglesia. De esta forma, los camiones que se encontraban dentro del recinto de Cuca desde el viernes pasado trasladaron gran parte de la maquinaria hacia la fábrica de O Grove. Todo fue muy rápido y no se registraron mayores incidentes.
Las trabajadoras aseguran sentir impotencia ante esta situación pero continuarán realizando guardia para evitar que retiren el resto de la maquinaria que se mantiene dentro de la nave de Vilaxoán.