Hacer panes y dulces durante el confinamiento "es terapéutico"

Pontevedra
09 de abril 2020

La demanda de harinas y levaduras en la última semana supera a la capacidad de la oferta. Hacer panes y repostería en casa es trending topic en este momento. Y tiene sus explicaciones psicológicas que van más allá de saciar el apetito

Rosca casera elaborada durante el confinamiento
Rosca casera elaborada durante el confinamiento / PontevedraViva

Confirmado. "Empezamos con el papel higiénico, ahora es la levadura y la harina, la semana próxima a ver qué toca". Es la aseveración que aporta Ana Rivas, encargada del Supermercado Froiz de Fernández Villaverde, en Pontevedra. Ya el pasado fin de semana se empezaba a notar, pero esta semana la demanda de estos productos ha repuntado.

Hasta tal punto, que a las diez y media de la mañana de este viernes 8, las estanterías de este supermercado correspondientes a estos productos estaban vacías. "Lo que se vendería en tres o cuatro días, para esta hora de la mañana ya no queda".

Estima que oscila entre 40 y 50 kilos de harina diarios. Son los más madrugadores los que consiguen proveerse "de hecho los que hacen pedido por teléfono y piden harina o levadura no se les puede servir porque ya no la hay. Somos muchos a repartir y la plataforma no da para servir a las ochenta tiendas".

Harina, levadura fresca o en sobre para hacer pan y repostería en casa y dadas estas fechas de Semana Santa, entienden que para elaborar las roscas de Pascua. "Yo misma se la voy a hacer a mi hijo porque el padrino no se la puede traer. Entonces entiendo que será por eso" ejemplifica Ana Rivas.

Además de querer suplir la imposibilidad de cumplir  la tradición con los más pequeños, ¿hay alguna explicación psicológica que haga que la población en tan alto porcentaje se haya 'metido en harina'?

Concha Rodríguez, vocal de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Galicia, apunta varias. "Seguir las recomendaciones de buscar actividades durante el confinamiento. Otra es que como en un principio se compraron muchas provisiones, ahora se quiere aprovecharlas. O también puede ser por prudencia para no tener que bajar a diario a comprar pan".

Otra explicación que aporta, de mayor profundidad y que como precisa Concha Rodríguez, puede ir de la psicología a la antropología: "cuando paramos y plegamos nuestras alas, miramos a nuestras raíces y ahí está el pan. El 'slow food', alimentar el alma. Es tiempo de hacer cosas con nuestras manos, resulta terapeútico, produce satisfacción".

Así que su recomendación es no torturarse con remordimientos por haber comido esos dulces que se están elaborando en los hogares: "es momento para la gratitud; nos estamos descubriendo y tenemos licencia para cometer errores".