La defensa del acusado de matar a su vecino con una desbrozadora alega que le invadió "un profundo miedo"

Pontevedra
25 de marzo 2019

El juicio comenzó este lunes en la Audiencia Provincial con cuestiones previas y sin poder escuchar la declaración del acusado, que está prevista para este martes. El fiscal mantiene que la "prueba estrella" será el informe médico forense sobre su situación mental mientras que la acusación particular le atribuye una "brutal agresión" en la que se "se ensañó con las víctimas"

José Luis Viéitez Alonso, acusado de matar a su vecino con una desbrozadora
José Luis Viéitez Alonso, acusado de matar a su vecino con una desbrozadora / Mónica Patxot

José Luis Viéitez Alonso, acusado de matar a su vecino con una desbrozadora y de intentarlo con la hija de éste en A Cañiza en 2017, se sienta desde este lunes en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Pontevedra. Un tribunal popular deberá decidir sobre su culpabilidad y, sobre todo, sobre las circunstancias en las que se produjeron los hechos, pues el hombre ha confesado desde el principio su autoría, pero alega diversas circunstancias para justificar su actuación

El juicio comenzó con cuestiones previas y sin poder escuchar la declaración del acusado, que está prevista para este martes. En todo caso, su abogada defensora, Isabel Teijeira Rodríguez, ya adelantó cuáles serán sus alegatos defensivos. Así, mantiene que había una muy mala relación previa entre su cliente y la familia de las dos víctimas y que el día de los hechos su vecino y su hija le atacaron primero y él les atacó con la desbrozadora "con la intención de rechazar la agresión e intimidación que estaba sufriendo", no con intención de acabar con la vida de ambos, como sí aseguran la Fiscalía y la acusación particular. 

La abogada defensora asegura que su dos víctimas se dirigieron a él "de forma amenazante" y le rodearon, de modo que "se sintió amenazado por ellos". Además, la hija del fallecido, a la que también causó graves lesiones con la desbrozadora, llegó a golpearle en la cabeza con el móvil, de modo que él sintió un "temor real por su vida e integridad física".

En ese momento, fruto de un "shock", sufrió un "trastorno mental" y actuó con "signos viscerales fruto del pánico". Ese ataque hay que entenderlo, según su abogado, en el contexto de malas relaciones previas, en las que en 2015 incluso habían tenido una pelea en la que el ahora fallecido le atacó con una barra de hierro, por las que incluso tuvo que mudarse de A Cañiza a Vigo y empezó a beber. Toda la situación le provocó "un profundo miedo y un profundo temor". Además, alega que tenía problemas con el alcohol.

El propio acusado, según su abogada, llamó a la Guardia Civil tras haber dejado gravemente a sus vecinos y reconoció los hechos, de modo que su defensa no se centrará en negar el ataque, sino en que no estaba en todas sus facultades al hacerlo. Así, su abogada pide que sea condenado a un delito de homicidio consumado y otro en grado de tentativa o, subsidiariamente, a dos de asesinato, pero añade que debe aplicársele una circunstancia eximente completa de su responsabilidad. Como mínimo, cree que deben aplicarle atenuantes muy cualificadas. 

La Fiscalía pide que sea condenado a 18 años de cárcel por un delito de asesinato y otro de asesinato en grado de tentativa y sí reconoce que debe aplicársele la circunstancia atenuante muy cualificada de trastorno mental porque actuó, según informe médico forense, con sus facultades volitivas (aquellas que dominan sus impulsos) afectadas de manera severa (esto es, intensa), y con sus facultades intelectivas (aquellas que permiten discernir si lo que se hace está bien o está mal) con una merma al menos moderada (esto es, parcial). 

El abogado de la acusación particular también pide una condena por dos asesinatos, uno consumado y otro intentado, pero eleva la petición de condena a 40 años, 25 por el primero y 15 menos un día por el segundo. En su caso, el letrado, David Alén Garrido, rechazo la alteración mental y también el miedo insuperable al que hace referencia la defensa. 

Así, el abogado considera que el acusado actuó de forma "intencionada, violenta y sorpresiva" y realizó una "brutal agresión" contra sus víctimas "sin ningún tipo de provocación previa". Además, "se ensañó con las víctimas", atacándolas con una desbrozadora y dirigiendo el ataque a órganos vitales con una "indiscutible intención de acabar con su vida". Con su vecino lo consiguió, con su hija no, pero por poco, pues sostiene que "está viva de milagro".

En su alegato de acusación insiste en que el día de los hechos la familia "pasó de la alegría a la pesadilla", pues justo iban a celebrar que la hija, de 22 años, acababa de graduarse en Derecho, y acabaron en el hospital. Además, niega que exista alteración mental y anuncia que aportará un informe psiquiátrico que dice que no sufría trastorno. 

El fiscal, Juan Sagredo, insistió en que aquí no se discute el ataque, sino las circunstancias que concurren alrededor, de ahí que la "prueba estrella" será el informe médico forense, para que los especialistas ahonden en las capacidades del acusado a la hora de hacerlo, "si sabía que no puede hacer lo que está haciendo o si podía dominar los impulsos". 

Según la información recabada por la Fiscalía, las malas relaciones entre los vecinos eran evidentes y se remontaban a años atrás. La Guardia Civil contabilizó al menos cinco episodios de confrontación y la Fiscalía había llegado a formular un escrito de acusación contra el acusado y el fallecido por delito de lesiones. De todas formas, no considera que quede acreditado el miedo insuperable.