"Las mujeres tenían que frenar su fervor porque podían ser tachadas de sueltas o casquivanas"

Pontevedra
09 de abril 2022

Reconducir y controlar a las mujeres que en la II República habían adquirido un camino de libertades individuales y sociales. Ese fue, según la investigadora María Victoria Martíns, el objetivo del discurso del régimen franquista que se impuso en España tras la Guerra Civil

la activista Nanina Santos
la activista Nanina Santos / Deputación de Pontevedra

Reconducir y controlar a las mujeres que en la II República habían adquirido un camino de libertades individuales y sociales. Ese fue, según la investigadora María Victoria Martíns, el objetivo del discurso del régimen franquista que se impuso en España tras la Guerra Civil.

Así lo ha puesto de manifiesto durante su intervención en las jornadas Individuas de dudosa moral, celebradas en Pontevedra con el impulso del departamento de memoria histórica de la Deputación.

Martíns hizo un análisis sobre la Sección Femenina y la negación de la sexualidad de las mujeres, concluyendo que los alardes sexuales "eran cosa de las malas mujeres", mientras que las que eran calificadas como "decentes" eran las que conseguían "frenar el fervor sexual".

El organismo creado para formar a la mujer en los valores del franquismo, entre ellos el respeto al varón, la obediencia, la pasividad, la subordinación, la disciplina y su sumisión total a los hombres, los transfirieron también a la cuestión sexual. 

Así, la formación que se daba en la Sección Femenina estaba destinada principalmente al matrimonio, sobre todo a las tareas del hogar, dejando de lado el tema sexual, que no se trataba explícitamente porque era "tabú y pecaminoso"

Las cuestiones de tipo sexual, según esta experta, se dejaban en manos de los asesores religiosos que siempre los trataban como "actos impuros" que no debían hacer las mujeres y que se toleraban solo dentro de los límites del matrimonio y con la función de procreación. 

En el matrimonio, ha explicado la investigadora, "había que tener contención" ante el riesgo de ser tachadas, incluso por su propio marido, "de ser demasiado sueltas o casquivanas", por lo que para ellas "nada de placer sexual ni nada de anticoncepción.

Pero, a pesar de obligar a las mujeres a ser recatadas, ha asegurado en su intervención, "la realidad era que sí tenían pensamientos sexuales", como así reflexa el trabajo del médico Serrano Vicens, que hizo entrevistas a mujeres en los años 30, 40 y 50, que se publicó en los 70,

En él, se abordaron las relaciones lésbicas (practicadas un 30%), los deseos que luego no se llevan a efecto, las relaciones extramatrimoniales o el placer sexual y masturbación. "Las mujeres convivían con una sensación de pecado pero el deseo estaba ahí y la vida fluía", ha concluido.

LAS LESBIANAS, LA MAYOR TRANSGRESIÓN CONTRA EL RÉGIMEN

Dentro de este escenario, las mujeres que deseaban a otras mujeres vivieron en la más absoluta invisibilización porque el lesbianismo "era tan transgresor que no interesaba ponerlo en la picota" por si había un efecto contagio, según la activista Nanina Santos.

"No había escarnios, no había cárceles. Había un control social informal", ha subrayado la cofundadora de la Asociación Galega da Mujer, que ha sido la encargada de abordar la represión sexual desde el enfoque de las mujeres lesbianas.

Así, ha recordado que en la dictadura la Iglesia llevaba la enseñanza, la socialización e imponía unos roles sociales que aún hoy son aceptados, "defendiendo que las mujeres no eran seres sexuales y por lo tanto no se comprendía que mucho menos hubiera atracción al mismo sexo".

Ha explicado también que en aquel entonces la psiquiatría tuvo un peso importante en la catalogación de las mujeres lesbianas como patológicas, "recetando electroshock y terapias similares". 

Para finalizar, la activista ha destacado el movimiento que hubo en los años 80 para la liberación y visibilización de la realidad de las mujeres lesbianas que hizo mejorar su vida, conseguir derechos y ser aceptadas en sociedad.