Los forenses del crimen de la desbrozadora detectan en el acusado una "merma importante de su capacidad de controlar sus impulsos"

Pontevedra
29 de marzo 2019

El tribunal popular designado para juzgar el conocido como crimen de la desbrozadora de A Cañiza se reunirá el próximo lunes 1 de abril de nuevo en la Audiencia Provincial de Pontevedra para encarar la fase final del juicio contra José Luis Vieitez, acusado de matar a su vecino e intentarlo con la hija de éste en junio de 2017 

José Luis Viéitez Alonso, acusado de matar a su vecino con una desbrozadora
José Luis Viéitez Alonso, acusado de matar a su vecino con una desbrozadora / Mónica Patxot

El tribunal popular designado para juzgar el conocido como crimen de la desbrozadora de A Cañiza se reunirá el próximo lunes 1 de abril de nuevo en la Audiencia Provincial de Pontevedra para encarar la fase final del juicio contra José Luis Vieitez, acusado de matar a su vecino e intentarlo con la hija de éste en junio de 2017.

El juicio empezó el pasado lunes 25 en la Sección Segunda del tribunal provincial y, tras cinco sesiones de pruebas, este viernes se dio por concluido. Dadas las horas del fin de la sesión, pasadas las 14.30 horas, el tribunal decidió que se citaría al jurado ya el lunes, con el objetivo de que, tras entregarles el objeto de veredicto, se encierren a deliberar. 

La sesión de este viernes se centró en los peritajes psicológicos del acusado. La psicóloga y la psiquiatra que le atendieron durante su estancia de más de año y medio en la prisión de A Lama relatan que José Luis Vieitez presentaba un trastorno adaptativo en reacción a una situación concreta, un enfrentamiento en 2015 con el ahora fallecido en el que recibió un golpe con una barra de hierro en la cabeza. 

Además, es una persona con "pocos recursos personales e intelectuales" para hacer frente al día a día y un deterioro cognitivo leve. Ya en la valoración psicológica realizada tras aquel incidente, y antes de los hechos que se juzgan, se determinó que tenía un "coeficiente intelectual bajo" y estas especialistas añaden que tiene menos recursos que otra persona para adaptarse a situaciones estresantes.

El trastorno adaptativo, unido al bajo coeficiente intelectual y a un dolor crónico que le impedía dormir y afectaba a su estado mental -esa situación mejoró tras operarse-, pudieron influir, según estos especialistas, en su reacción el día de los hechos. Así, este tipo de trastornos hacen que una persona tenga reacciones desadaptadas

Al respecto, matizaron que las personas con este tipo de trastornos no reaccionan necesariamente de forma violenta, sino que la reacción es diferente "en función del individuo o del contexto". En su caso, se dieron las circunstancias, pues es una persona con "rasgos muy desadaptados de personalidad", que no es capaz de parar de pensar en lo mismo de forma continua, incluso con ciertos rasgos "paranoides" que le llevan a "pensar siempre que el otro le va a hacer daño".

Este diagnóstico es compatible con el de "estrés postraumático" que realizan otros forenses cuyos informes se han aportado a la causa y también con una persona que "cognitivamente sabe lo que hace" como en su caso. 

Además de estos especialistas, también declararon dos forenses que determinaron que este trastorno adaptativo ya se remonta al año 2015, tras aquel episodio con la víctima, que le llevó a tener pesadillas recurrentes sobre la posibilidad de una nueva agresión e "ideación obsesiva". El día de los hechos, según el examen realizado por estos especialistas en base al testimonio del acusado, esa sintomatología que tenía en su contra le hizo reaccionar "de forma impulsiva, primitiva"

Así, según ellos han podido concluir, reaccionó de forma violenta y un poco primitiva como "defensa" ante la "posibilidad de volver a ser agredido" por el ahora fallecido. Percibió a su víctima como una persona agresiva y "se sintió amenazado". Aunque reconocen que esa amenaza que él percibió no tuvo que ser necesariamente real, aseguran que él "está convencido de que algo malo va a pasar"

A preguntas de los distintos abogados y del fiscal, los forenses reconocieron que pudo percibir "más ataque del que es" y que incluso hay posibilidad de que ni siquiera se hubiese producido una agresión, provocación o conversación previa, pero, en todo caso, insisten en que en esa reacción influyó el trastorno adaptativo y también que "sus capacidades de controlar sus impulsos están recortadas" y sus capacidades intelectuales "mermadas".

"En el momento de los hechos había una merma importante de su capacidad de controlar sus impulsos", indican. No se trata de una anulación, sino de una merma, según señalaron los especialistas. De esta forma, confirman las tesis de la Fiscalía, que considera que al acusado debe aplicársele una circunstancia atenuante de la responsabilidad criminal por ese trastorno mental, pero no una eximente completa. Su abogada defensora sí pide la eximente completa. 

Su abogada pide que sea condenado a un delito de homicidio consumado y otro en grado de tentativa o, subsidiariamente, a dos de asesinato, pero añade que debe aplicársele una circunstancia eximente completa de su responsabilidad. La Fiscalía pide que sea condenado a 18 años de cárcel por un delito de asesinato y otro de asesinato en grado de tentativa. La acusación particular también pide una condena por dos asesinatos, uno consumado y otro intentado, pero eleva la petición de condena a 40 años, 25 por el primero y 15 menos un día por el segundo. El letrado rechaza la alteración mental y también el miedo insuperable al que hace referencia la defensa.