José G.C. tiene 60 años y lleva más de 30 enganchado a las drogas. "Consumo heroína y cocaína", explicó este martes ante la Sección Segunda de la Audiencia Provincial donde se le juzgó por tráfico de drogas. ÿl niega que trapichease en la capilla del poblado chabolista de O Vao, dice que sólo compraba para autoconsumo.
"Dispongo de una pensión de 600 euros y de un piso en alquiler", respondió para justificar de dónde sacaba el dinero para costear su adicción. Fueron todas las explicaciones que quiso dar a su abogado, negándose a contestar a las preguntas del fiscal.
Junto a José, en el banquillo de los acusados, se sentó Lucas M.G. que, a diferencia de su compañero, admitió que traficaba.
La investigación fue llevada a cabo por parte de la Guardia Civil de Pontevedra y comenzó en los primeros meses de 2012 con un dispositivo vigilancia en la zona del poblado chabolista de O Vao. Los agentes explicaron que cuando José llegaba a la capilla de O Vao acudían numerosas personas conocidas como consumidores de sustancias estupefacientes.
"Los toxicómanos decían que había llegado el Viejo y que traía material", relataron los guardias civiles durante el juicio. En esas labores de seguimiento comprobaron reiterados cambios de domicilio de José, residiendo en pensiones y en el domicilio de su compañera sentimental, todos ellos en Pontevedra.
Se desplazaba en taxi cuando salía por Pontevedra y en el coche de otro consumidor. Los agentes del Instituto Armado informaron que desde O Vao se trasladaba hasta Ribadumia, en donde, después de recorrer varias pistas secundarias, llegaban a un camino apartado y poco transitado, a cuyo encuentro también acudía, conduciendo un Volkswagen Golf, el otro acusado Lucas M.G.
Así las cosas, el día 15 de noviembre, sobre las 12 horas, los dos acusados estuvieron juntos en la cafetería Don José, sita en la calle Padre Fernando Olmedo, siendo interceptados a la salida por los agentes de la Guardia Civil, que procedieron a un cacheo superficial, en el que hallaron, entre las ropas de Lucas diversas sustancias estupefacientes manifestando a los agentes que tenía más en su domicilio en Vilanova y en el de sus padres, en Barrantes. En el registro practicado en estas viviendas se requisaron diversos útiles para el tráfico de droga al menudeo así como diversas cantidades de cocaína y cannabis.
El fiscal acusa a estos hombres de sendos delitos contra la salud pública en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud por lo que solicita a José G.C. una pena de 5 años de prisión y multa de 30.000 euros.
Para Lucas M.G., tuvo en cuenta el reconocimiento de los hechos, la colaboración con la Justicia durante la instrucción de la causa así como una atenuante por su drogodependencia, por lo que rebajó su petición inicial de pena de 4 años a 3 años de prisión, e igualmente rebajó la petición de multa de 30.000 a 16.620 euros. Mostrando el acusado su conformidad con esta solicitud de condena.
Por su parte el abogado defensor de José pidió la libre absolución de su cliente apuntando que la Fiscalía carece de una prueba de cargo y que sólo basa su acusación en pruebas indirectas. Además desautorizó la "escasa credibilidade" del testimonio de Lucas y relacionó la imputación de José "coa súa negativa a ser confidente, tal e como o propuxo a Garda Civil".
El juicio quedó visto para sentencia.