La Policía Local de Poio informa este lunes de un ataque de un perro sucedido el jueves en Raxó. Se trata de un animal de raza pitbull que, según indican, atacó a un gato hasta producirle la muerte. Ya dos semanas antes, el 8 de marzo, este mismo perro había atacado una señora y el día 1 del mes fue localizado suelto en la casa de un vecino.
Según la información facilitada por la Policía Local, el 21 de marzo el ataque fue durante la mañana después de que el animal huyese de la parcela en la que vive a través de un enrejado en mal estado.
Esta perro de raza potencialmente peligrosa ya lo conocían por el ataque de 8 de marzo , en el que, con otro animal, huyeron de la parcela y atacaron esta mujer, produciéndole lesiones, y también a su mascota.
El propietario de estos pitbull carece de licencia municipal y ya había sido propuesto para sanción, tramitada ante la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia. Después del ataque del día 8, la Policía Local solicitó la retirada urgente de los perros, como medida cautelar, por el ataque a personas y la otros animales y la tenencia careciendo de licencia.
Esta orden cautelar no llegó y, después de este nuevo ataque, los agentes llegaron a un acuerdo con el propietario para una cesión del animal. El perro fue retirado y pasó a estar bajo custodia de la perrera de Poio.
Desde Policía Local de Poio señalan que "los actos realizados por el perro son consecuencia de la mala praxis de su propietario" y que con los buenos cuidados de la perrera, "pasará a manos de una familia realmente merecedora del perro".
La Policía Local recuerda que los propietarios de animales potencialmente peligrosos tienen el deber de cumplir todas las normas de seguridad ciudadana, de manera que garanticen la óptima convivencia de los animales con los seres humanos y eviten molestias y daños a la población.
En este caso, las sanciones que le atribuye la Policía Local son tener perros o animales potencialmente peligrosos sin licencia, dejar suelto un animal potencialmente peligroso sin adoptar las medidas necesarias para evitar su huida, encontrarse el perro potencialmente peligroso en lugares públicos sin bozal o sin cadena.
Con la nueva ley de Bienestar Animal, las multas van de los 500 a los 200.000 euros.