¿Por qué mucha gente de clase media y baja vota a la derecha? Posiblemente porque son los más propensos a la manipulación. Les venden patria, orden y miedo al diferente, al que viene de fuera, y lo compran sin hacerse una sola pregunta. Son fácilmente manejables porque no votan pensando, sino sintiendo miedo, odio, rabia...
La derecha lo sabe y lo usa como arma política, porque su estrategia no es convencer, sino engañar. Utiliza bulos, medios controlados y discursos populistas y vacíos para que el obrero defienda a quien lo explota. Son expertos en convertir la ignorancia en votos.
Así, la gente acaba votando contra su propio interés, porque se identifica más con lo que quieren ser que con lo que son. Sueñan con ser ricos y votan como si lo fueran aunque non tengan para llegar a fin de mes, y ahí es donde juega un papel relevante el relato neoliberal, que los hace sentirse libres, y no es ideología lo que sienten, sino servidumbre mental.
Si les recortan derechos, les congelan el sueldo y aún así les aplauden, no son patriotas, sino esclavos felices, justo lo que la derecha quiere, gente que obedezca, que tema, que no piense, que no se cuestione nada y que, además, voten agradecidos.
¿Por qué en España ya no hay conciencia de clase? Lo que antes era orgullo de clase trabajadora, la que había luchado por alcanzar muchos derechos que todavía disfrutamos, ahora es poco menos que una vergüenza. Nos hicieron creer que éramos clase media porque teníamos un coche y una hipoteca, pero seguimos siendo trabajadores mal pagados y desorganizados.
La derecha nos vende la mentira del esfuerzo para triunfar y señala a los individuos que no llegan a finde mes con toda la responsabilidad, porque para ellos el sistema siempre gana.
En parte, el problema radica en que la izquierda institucional se olvidó de la lucha de clases por creerla superada, y cambió obreros por eufemismos. Mientras tanto, la derecha se ha apropiado del discurso social con banderas y mentiras, logrando que los barrios obreros voten a quienes les prometen orden y mano dura.
En definitiva, los ricos siguen organizados, pero la clase trabajadora ya no, se dejó embaucar, y además les hicieron creer que luchar por sus derechos era ser un rojo radical. Hasta que no se recupere la conciencia de clases, la derecha seguirá apoderada del voto obrero.