Ni color, ni logo, ni lazo

12 de diciembre 2018
Actualizada: 18 de junio 2024

El derecho a ser padre o madre se prioriza sobre el derecho de los niños a ser protegidos y a tener una infancia sana y libre de preocupaciones que no les corresponden

Episodios  de violencia grave contra menores cometidos por sus madres: dos en dos días.

Viernes 30 de noviembre, Málaga: una madre es detenida como sospechosa de la muerte de su hija de año y medio cuyo cadáver es encontrado después de varios días tras la alerta de un familiar. 

Sábado 1 de diciembre, Sevilla, seis y media de la madrugada: dos niños sin ropa de abrigo aparecen solos en la calle. Su madre los había dejado durmiendo en un coche mientras se iba a un bar de copas. Hasta allí les había llevado la pareja de la mujer que condujo cuadruplicando la tasa de alcohol en sangre y dio positivo en cocaína.

A ellos se suma en la misma semana, el cuatro de diciembre en Valencia, el caso de una niña de solo un mes de vida que ha tenido que ser inducida a un coma por los médicos para ser tratada de una fractura craneal. Sus padres, ambos, fueron detenidos por malos tratos. Los hechos habían ocurrido una semana antes de que se hiciese pública.

Noticias que merecen poco menos que una esquina en una columna del margen derecho.

Quizá si hubiesen sido únicamente el miembro varón de la pareja el supuesto maltratador estaríamos ante víctimas de violencia de género y en titulares.  
 La madre acaba siendo la víctima para un sector de opinión, incluso en los casos con resultado de muerte, debido a su difícil vida o situación. Se olvida que lo importante de la noticia es que dos menores, tan pequeños que no habían  entrado siquiera en la infancia en tres de los casos, han muerto o han podido morir a manos de sus madres. 

El buenismo con las mujeres nos convierte ahora en víctimas siempre. No me parece justo ni me parece bueno .La mujer debe ser responsable  en su vida igual que el hombre, tener los mismos derechos, por supuesto. Pero eso no significa que cuando comete un crimen tan abominable como es matar o querer matar a un hijo o no cuidarle poniendo en riesgo su vida, siga presentándose como víctima, como alguien débil a quien la vida no ha tratado bien y eso hace que acabe matando a sus hijos. Niños víctimas de las víctimas. La madre de Málaga estaba acogida a un Programa de Protección de Víctimas de Violencia de Género pero su Agente de Vigilancia llevaba meses sin poder  contactar con ella. 

Ser justo con la mujer no significa eximirla de responsabilidad porque es tanto como reconocer que no es dueña de sus actos. Tenemos las mismas capacidades de los hombres, debemos y eso es así rotundamente, tener sus mismos derechos, pero por eso mismo debemos ser tratadas de la misma forma que él por la ley.

Cuando somos víctimas, como víctimas, sin convertirnos  a nosotras en culpables por un crimen que un hombre haya cometido contra nuestra persona, habitualmente de violencia o sexual  y se le debe dar la trascendencia mediática que le corresponda, pero cuando somos verdugos, más cuando lo somos de nuestros propios hijos, la ley debe ser igual de dura con nosotras que con ellos. Los medios deben dar la misma cobertura a la noticia que cuando los responsables son varones porque eso también es justicia.

En el caso contrario nunca habrá una justicia integral para los menores, sean niños o niñas.

 No la habrá mientras al menor se le trate como habitualmente se hace en España de una manera tan incoherente. Hay niños sobreprotegidos, mimados hasta extremos impensables, auténticos tiranos  más que reyes de la casa.  Sin embargo en casos de divorcio se les utiliza priorizando el interés de los padres.

Mediático ha sido el caso de una pareja famosa que, padres de cuatro hijos, al irse cada uno de los miembros de la pareja a un país distinto se ha llevado con ellos a dos de los niños , separando a los hermanos, todos ellos muy pequeños.

Unos abuelos han congelado el semen de su hijo muerto para tener un nieto que les ayude a paliar el dolor por la muerte de su hijo. Insólito hasta ahora, pero tras ellos, vendrán otros porque se les ha abierto una puerta.

 Madres y padres que los son a una edad en la que los hijos podrán disfrutar muy poco de ellos en buenas condiciones y que se verán obligados a cuidarles a una edad en la que deberían estar dedicando su tiempo aún a formarse, a jugar incluso.

Los derechos de los adultos están fagocitando los derechos de los menores: el derecho a ser padres a cualquier edad,  el derecho de los padres a mantener la patria potestad de sus hijos aunque estos corran grave riesgo- solo se les retira cuando ya suele ser demasiado tarde- Tema de debate es también el hecho de que a las madres ingresadas en prisión se les dé la opción de  criar a sus hijos en el mismo Centro Penitenciario. 

El derecho a ser padre o madre se prioriza sobre el derecho de los niños a ser protegidos y a tener una infancia sana y libre de preocupaciones que no les corresponden. Por otro lado deberían educárseles dándoseles  un lugar en la familia y, junto a ese derecho, saber además las obligaciones que tienen dentro del hogar, sin pasar a ocupar el sitio de un tótem venerado por todos, porque cuidar o incluso mimar no es lo mismo que malcriar.

 Ambos casos, el del padre o madre  tiranizado por su hijo, y el del niño abandonado en un coche de madrugada son las dos caras  de esta sociedad nuestra que no conoce término medio y solo quiere vivir en los extremos. Y en ambos casos es el niño o la niña el que sale perdiendo.

Especialmente en el caso de negligencia en el cuidado de los niños o de malos tratos, ya no digamos de atentados contra su vida, terminen o no en muerte, no se debe olvidar que la víctima es únicamente el menor. 

De la misma forma que existe una estadística sobre mujeres muertas a manos de sus parejas hombres debería haber una similar para los casos de niño muertos a manos de sus madres o padres. Porque ellos también cuentan.

Las muertes de niños deberían contabilizarse porque son demasiadas. Solo una ya sería suficiente para que se cambie la forma que tenemos de tratarla, informando sobre ella de puntillas como ha sucedido esta semana negra.

 Debe por tanto, a mi modo de ver, dársele el tratamiento que merece, con datos, con cifras, con información visible, sin distinguir entre si quien los mata es hombre o mujer, sin favoritismos . Unos se difunden hasta la saciedad, incluso a veces con detalles innecesarios y otros, pasan prácticamente desapercibidos.

En un país en el que se politiza hasta el aire que respiramos, la violencia contra los niños no tiene color, ni logo, ni lazo, porque los niños no votan. Pero la  violencia ejercida contra ellos es la más terrible de todas porque no tienen, como los adultos, sean hombres o mujeres, la posibilidad de defenderse.