Llevo tiempo preocupada por tanto patriota que, en aras de la defensa de su Patria, surgen como las margaritas en los prados y que alardean de ser los únicos que aman y trabajan por un ente que sólo está en su cabeza, patriotas a conveniencia, que actúan contrariamente a los intereses de la mayoría de la población que habita esa patria, esbirros de una minoría y lacayos de mandatarios de otras patrias.
Estos días, se me encendieron de nuevo las alertas. En Madrid, ¡qué pena!, se reunieron variopintos patriotas llegados de otros lugares, que vienen a defender lo "suyo" sin que tenga nada que ver con los intereses reales de su tierra ni de sus habitantes. Allí estaban los que se integran en Patriots, miembros de los principales partidos ultraconservadores de la UE y que cierran filas con Netanyahu y celebran la llegada de Trump a la Casa Blanca. Todos con características comunes: ni les gusta la democracia y sus principios, ni tampoco la Unión Europea, ni creo que tampoco su País.
Como una de mis pasiones es la Historia y también los diccionarios, acudí a sus fuentes como siempre que algo me inquieta y esto me inquieta muchísimo.
La Historia me recordó que fue en la Francia de 1789, otra vez Francia, en la que recibieron el nombre de patriotas aquellos que eran partidarios de las ideas nuevas. LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD, grandes palabras que encierran grandes principios. Robespierre en aquellos días centrales de la Revolución francesas decía: "En los estados aristocráticos la palabra no tiene sentido más que para las familias patricias, o sea para aquellos que se han apoderado de la soberanía. Solamente en la democracia el Estado es verdaderamente la patria de todos los individuos que la componen".
En el siglo XIX, en la descolonización de las tierras que formaban el imperio español, los libertadores, como Simón Bolívar, expresaron su patriotismo al dirigirse a los soldados, de forma afectiva, al decirles "para nosotros, la Patria es la América", en su idea de la Gran Colombia.
Los marxistas, dentro del principio del internacionalismo proletario, afirmaron que "los trabajadores no tienen patria", ya que es un "prejuicio burgués". A partir de las dos guerras mundiales la polémica fue significativa, ante el hecho de la participación de los trabajadores en ellas, llegando a calificar a estos de "social patriotas". A pesar de esto dirigentes soviéticos lo siguieron usando para defender su modelo de país.
Algunos y no sólo patricios, a base de pronunciarlas muchas veces, han olvidado su valor y un ejemplo es cierta dirigente que basó la libertad, en tiempos de la pandemia, en que los habitantes de su Comunidad pudiesen tomar cañas en los bares y que estos estuviesen abiertos a caño libre, sin importarle demasiado los contagios, la enfermedad y las muertes. Una tragedia en aras de una supuesta libertad.
El diccionario de la RAE define patria como "tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos". Claro que esta definición nos plantea alguna pregunta: qué afectos, qué historia y hasta qué tierra.
En torno a patria encontramos términos derivados como patriota, el que ama su patria; patriótico, cualidad de patriota o de patriótico; patriotismo, cualidad de patriota o de patriótico; patriotero, que alardea excesivamente de patriotismo; patrioterismo, se aplica al que exagera las muestras exteriores de patriotismo o quien tiene un patriotismo ostentoso pero superficial; apátrida, sin patria que designa a quienes carecen de nacionalidad. También hay expresiones como hacer patria, que equivale a tener amor a la nación en la que se nació y por extensión a la que se haya vinculado la persona y que procura su bien con un proyecto de país, o todo por la patria, que nació en la Guerra de la Independencia contra los franceses (1808-14) y que cristalizó en el principio por el que todo español debía defender la patria con las armas, y que figuraba en todos los cuarteles para animar a los que se jugaban la vida en todas las guerras, hoy también la población civil.
Los lectores podrán escoger usar o no estos términos, es su libertad, pero tendrán que pensar en qué sentido lo usan porque puede ser que, como pasa en la actualidad en este patriotismo del "totum revolutum", estemos colaborando en que la mitad de los habitantes del mundo odien a la otra mitad con gravísimas consecuencias que estamos viendo y no tan lejos de nosotros y entre nosotros mismos, y que tanto dolor producen. Pensémoslo.