Los venezolanos viven en una dictadura. Pero, ¿cómo se acaba con una dictadura si quienes tienen el poder de la fuerza están con el dictador? Tras la sublevación de Chávez contra la IV República, llegó Maduro y se atornilló al poder, convirtiéndose en el peor enemigo del chavismo y del espíritu revolucionario que inició el propio Chávez.
Algo, por otro lado, muy típico de países sudamericanos, que se sublevan contra un gobierno corrupto y acaban convirtiéndose en dictadores.
Maduro se ha vuelto a proclamar presidente, materializando un fraude electoral ante los ojos del mundo, y con el apoyo cómplice de las élites del Ejército, que están, igual que él, incrustados en el poder. Desgraciadamente, Maduro solo se irá con violencia, con una sublevación de los mandos intermedios contra los altos mandos que están totalmente incorporados en el régimen en su peor versión.
Los venezolanos votaron cambio, votaron desalojar a Maduro del Palacio de Miraflores, y esa es la prioridad ahora mismo. Cómo sea la oposición, qué políticas defienda, cuál sea su ideología y sus aliados, en este momento es lo de menos.
Cuando vives en una dictadura, lo que añoras es democracia, libertades y oportunidades para todos. No importa que los que vengan sean de derechas, de izquierdas o mediopensionistas. Esa preocupación llegará cuando la democracia se haya consolidado y los votos del futuro decidan qué ideología creen los venezolanos que es la mejor para defender sus intereses.
Sin embargo, viendo las compañías que tiene quién realmente ganó las últimas elecciones, parece que los venezolanos se debaten entre el susto o la muerte.
Edmundo González Urrutia, considerado por decenas de países el presidente electo de Venezuela, fue uno de los pocos líderes políticos que asistió el lunes a la ceremonia de investidura del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El sábado por la noche, también asistió a la cena de gala previa a la toma de posesión, donde reiteró su compromiso con la lucha por la democracia venezolana y llamó a la unidad entre los países de América para fortalecer las libertades en el continente.
El mensaje queda muy bien de cara a la galería, pero choca frontalmente con las ideas neoliberales de Trump, con las que, según parece, Edmundo comulga. Serán los venezolanos los que decidan su futuro cuando les dejen pero, a la vista de las opciones que tienen, parece que todo está entre el susto o la muerte. En todo caso, lo primero será quitarse el susto de encima.