- Droogenbroodt, Germain (2023): El Camino del Ser, Editorial Balduque, Cartagena, pp. 131.
- El camino del ser, de Germain Droogenbroodt: el camino de la poesía y el futuro
El camino del ser (2023) del poeta belga Germain Droogenbroodt, afincado en Altea desde el año 1987, es una de sus publicaciones poéticas más recientes. Rafael Carcelén, quien además de adelantar clara y concisamente en su introducción, «Esperando tiempos mejores», el contenido del poemario, ha sido el encargado de traducirlo al español desde el neerlandés, lengua nativa del poeta y siempre con su colaboración. Además, el volumen está ricamente ilustrado con dibujos en blanco y negro del artista hindú Satish Gupta. Sus diecinueve diseños acompañan y completan el valor de la edición al ilustrar las imágenes mentales que produce la lectura de los poemas en cuestión. El poemario está compuesto por ciento dos poemas divididos en tres secciones distintas; en la primera se hallan ocho dibujos; en la segunda, seis; y en la tercera, cinco.
Los treinta y tres poemas iniciales, agrupados bajo el subtítulo homónimo al título del poemario, presentan una naturaleza amable, un atisbo de esperanza, no sin obviar una carga simbólica importante, como la que puede leerse en «Desprendimiento», donde se adopta una visión asceta: «Pero qué busca el pájaro que remonta el vuelo / elevándose de la tierra // qué más busca / sino desprenderse de las cosas / que son terrenales y adictivas // un obstáculo // para un vuelo más alto» (p. 25). Esto es algo que se repite claramente de nuevo en otros poemas, como «Elevación», donde la figura del pájaro vuelve a hacer acto de presencia, o «Ciego», donde la fauna se sustituye por una flora que debe contemplarse atentamente. Asimismo, hay poemas de importante contenido metapoético y de defensa de la multiculturalidad, como puede leerse en «Reconocimiento», «Visión», «Descubrir», «Sentido» o «Desvelamiento». De hecho, en «Descubrir», Germain Droogenbroodt cita al poeta gallego José Ángel Valente, a quien tradujo al neerlandés en el año 1997 en Sombras luminosas, editado por POINT Editions.
En el segundo bloque de poemas, compuesto por un total de treinta y cinco y subtitulado como «Testigos de una época», se halla una naturaleza menos apacible, más perturbada por la acción humana. En estos poemas hay imágenes de influjo bíblico, por ejemplo, en «Metamorfosis», donde se evoca a la serpiente del Edén transmutada en ser humano, o en «El paraíso terrenal», donde el Edén es el espacio que solo puede ser habitado por unos pocos, de lo que se desprende una clara crítica social. Pues, la crítica y la denuncia de las injusticias, como las guerras, pueden leerse en «Terror». En esta línea, los poemas de contenido actual y las preocupaciones que de ellos se desprenden se acentúan, como muestran estos versos de «Polución»: «¿Cuánto tiempo más / sobrevivirá el hombre?» (p. 104). Cobran también importancia las reflexiones sobre las nuevas tecnologías o, concretamente, sobre la adición que generan y la suplantación de funciones que acarrean, temas poetizados en «Smartphone», «Testigos de una época» o «Inteligencia artificial», entre otros.
El tercer bloque lo conforman otros treinta y cuatro poemas y tiene por subtítulo «Sin retorno». Aquí, los poemas de actualidad se prolongan y, quizás, el mejor ejemplo de ello sea «Covid-19», poema de evidente temática. Reaparece también la denuncia de las guerras, específicamente en «Guerra en Ucrania» o «Paloma de la paz». Con todo, aparecen otras poesías de temas que han sido universalmente poetizados y que cuentan con una rica tradición clásica, como el tempus fugit presente en «Efímero», «Caracola» o, más explícitamente, en los versos finales de «Impotencia»: «[…] la vana resistencia / contra el paso del tiempo» (p. 106). El clásico omni mors aequat, es decir, el poder igualatorio de la muerte, reaparece como denuncia de la desigualdad entre clases sociales en «Definitiva igualdad». El peso de la muerte se acentúa en «Vida y muerte» o «Equilibrista» y, paralela a ella, la naturaleza convive en muchos de los poemas de este bloque. Quizás, «Anillos de crecimiento» es la composición que mejor representa esta simbiosis: «No como el hombre / que celebra su envejecimiento / introvertido / el árbol cuenta sus años / pero celebra el regreso de la primavera, / de las flores y de las hojas / la resurrección, la nueva vida» (p. 104).
En esta tercera y última parte es donde se presenta uno de los poemas más brillantes de El camino del ser: «Fuga de la muerte», cuyo precedente directo es el poema celaniano «Todesfuge». Sin embargo, en la composición de Germain Droogenbroodt las víctimas lo son de la pandemia de 2020. Igualmente, «Despedida solitaria» está dedicado a ellas, aunque de él también se puede extraer una visión más universal aplicable a cualquier persona enferma que ha de morir sola: «Fría la estancia / las paredes blancas. // Sólo audible / el eco de la soledad. // Ni una palabra cariñosa / ni un cálido abrazo. // Sólo el tiempo / un grifo en el que gotea / la cuenta atrás. // Y nadie llama a la puerta / nadie que esperes / nadie, salvo la muerte» (p. 118).
En resumen, El camino del ser es un poemario totalmente necesario por su contenido y por suscitar la reflexión sobre distintos aspectos de la sociedad acerca de los cuales es necesario detener la vista. El estilo poético y la temática actual con conciencia crítica impregnan los poemas que, si bien son breves, conllevan a un replanteamiento de la existencia del ser humano en todas las facetas, desde la muerte o el desprecio de los bienes materiales hasta las guerras y las pandemias. Los tópicos literarios más clásicos y los sucesos más trascendentales de la sociedad actual conviven en harmonía para expresar lo cotidiano y, la mayoría de las veces, para poner el foco en por qué esto no debería serlo y, así, poder corregirlo desde un sentir comunitario. En este sentido, el poeta es el mentor que, a través de sus poesías, desencadena el pensamiento inicial que ha de socializarse para cambiar el presente y conseguir un futuro mejor. Quizás uno de los ejemplos más magníficos puede hallarse en estos versos de «Dignidad humana»: «Para un pájaro / que no puede volar / la vida ya no es vida. // Entonces, en una vida / que no es digna, / ¿aún hay vida?» (p. 81).
Laura Paz Fentanes.