Vicente G. Rivas
Menos español (modelo Aguirre) que ayer pero más que mañana
El depredador observa con paciencia. Busca el punto débil de su presa. Cuando se sabe ganador ataca sin piedad. Su único objetivo es lograr comida. Este 'modus operandi' selvático tiene su reflejo en la política: Esperanza Aguirre. El último ejemplo es su remake almodovariano de 'Novia a la fuga'. Mintió (según la versión municipal) y tiró de esa chulería castiza tan suya para pasearse por todos los medios de comunicación y justificar lo injustificable. Todo tras un incidente que le hubiese costado su carrera a cualquiera (un ministro de Justicia 'fue obligado' a dimitir por cazar en una región para la que no tenía licencia).
La diferencia entre ella y un depredador es que éste, una vez saciado, se olvida de sacarle lustre al adjetivo que corona su especie. Ella continúa, busca más carnaza para no abandonar el candelero mediático y cuando empieza a perder luminosidad entonces mezcla toros y españolidad.
Con afirmaciones y relaciones extrañas como las que realiza Aguirre me sucede con el patriotismo como a aquellos que, sin ser fanáticos del R. Madrid, se borraron por culpa de Mourinho. Es verdad, lo primero es algo más serio, aunque con las barbaridades que se escuchan en este país cada vez se aproxima más al forofismo balompédico. Pero ¿Qué es un español estilo aguirrista?
Tienes que ser neoliberal, de los de Thatcher, de los chicaguianos molestos con las subvenciones públicas... salvo que me beneficien a mí o a los míos. Situarte a la derecha del padre y confundir a menudo la bandera rojigualda con el populismo. Es preciso que la mentira aparezca cada cierto tiempo travestida de veracidad, salvo algunas cosas. No puedes criticar al régimen anterior o su bandera. Basta con decir que "eran otros tiempos". Tienes que ser cool, vestir de Zara de boquilla y afirmar que la bandera republicana es terrorismo, antisistema... ETA ¡No sé yo que pensarían los franceses si levantaran la cabeza!
Ser patriota es hacer de un bar museo hortera sobre el dictador situado ¡Cómo no! en Despeñaperros una anécdota simpática. Todo con mucha bandera rojigualda con águila ¡Ay, si los alemanes levantaran la cabeza! Este ser y sentirse español es creer en el catecismo informativo de venderse al mejor postor ideológico. En esto muchos han copiado a la noble madrileña porque un patriota de verdad, con puesto de responsabilidad pública, presiona a los medios de comunicación, amenaza a periodistas y provoca el despido de los 'insurgentes' en El Mundo de La Razón palmera.
Lo importante para ser español es que te gusten los toros, la petanca, las suecas, los chiringuitos de playa, el Real Madrid ye-ye y el de Florentino. Con la Semana Santa aún caliente, es importante para recibir el título de españolísima llevar mantilla. Un buen nacional no puede ver 8 apellidos vascos porque "el terrorismo ya no mata pero la vida de la comunidad vasca sigue marcada por la existencia de un proyecto de dominancia étnica y política que esta película soslaya", dice un ilustre columnista muy español. El paradigma de buen patriota sería algo así como Torrente, pero del Madrid.
Una persona de las de "yo soy español, español, español... como Aguirre" debe haber recibido sobres, tener amigos de apellido alemán y guardar su dinero en Suiza. No para defraudar sino para tratar de convertir el país helvético en nuestra 18ª CCAA.
Muy importante para ser ese tipo de español, el de los de 16 apellidos, es aplaudir las políticas de recortes en Sanidad, Educación, en derechos de los inmigrantes. Jalear el hachazo practicado a los dependientes, a los trabajadores... Y tras defender y justificar todo esto, un buen patriota va a misa y se confiesa.
Como no me gustan los toros, no tengo dinero en Suiza ni me llegan sobres, estoy en contra de restar derechos a los seres humanos, no duermo con una manta rojigualda, no me gusta el pollo, no odio a según qué regiones dependiendo de la cercanía de una cita electoral, soy más keynesiano, apuesto por la sanidad y la educación públicas y, en general, por un Estado del Bienestar fuerte y solvente Como no soy practicante al estilo Rouco, no creo que la contrarreforma del aborto de Gallardón sea síntoma de modernidad, soy escéptico con la recuperación económica que nos venden Como no entraría en la categoría de español del año que propone Esperanza Aguirre, me considero, 'motu proprio', menos español (modelo lideresa) que ayer...
Además, por si fuera poco, ¡tampoco soy del Real Madrid!