Beatriz Suárez-Vence Castro
Libertad de expresión en las redes sociales
Estos días se ha oído hablar mucho de los conceptos de libertad de expresión y de la censura. Se está extendiendo una práctica en las redes sociales según la cual se puede faltar al respeto ajeno e insultar cuando venga en gana en páginas públicas, utilizando su autor un seudónimo. Si esos insultos se eliminan de la página, el autor o autora enseguida echa mano de la Dictadura Franquista a la que según ellos hemos vuelto y alega que la censura le impide ejercer su libertad de expresión. Los administradores de las páginas web parecen ser ahora los nuevos censores para estos individuos que no son capaces de expresar su opinión sin hacer daño.
La Convención Europea de Derechos Humanos reconoce en su artículo 10 la libertad de expresión y acto seguido en su artículo 11 reconoce también la protección de la honra y la dignidad. Así, un derecho no puede nunca colisionar con otro y cuando alguien, invocando la libertad de expresión, incurre en daño u ofensa a otra persona puede ser sancionado. Esos son los límites a la Libertad de Expresión. Límites perfectamente expresados por ley con esa misma palabra: límites.
Las personas que se dedican a ofender y a hacer daño desde los foros y grupos abiertos no respetan estos límites: ni el de ofensa ni el de daño. Campan a sus anchas por la red, detrás de un alias, arremetiendo contra todo lo que no es de su gusto. Invocan una libertad que entienden solo en beneficio propio y conciben lo que ellos escriben como única verdad. Buscan crear un conflicto con cada palabra y provocar debates absurdos e interminables.
Sin necesidad de recurrir a la Convención de Derechos Humanos, hay otras normas más sencillas que todos conocemos y que apelan al sentido común y el respeto al prójimo: "Tu libertad termina donde empieza la mía". Si no existiesen estos límites cualquiera podría expresarse agrediendo a otra persona como le viniese en gana. Incluso con los puños o las pistolas. Que también expresan muchas cosas.
En cuanto a la censura en los medios de comunicación (y aquí incluyo las redes sociales) significa suprimir material que pueda resultar ofensivo, dañino, inconveniente e innecesario.
Durante el Franquismo se hacían verdaderas tonterías ejerciendo la censura y estaba prohibida cualquier referencia al sexo o a la homosexualidad por poner algún ejemplo. A veces simplemente con que apareciera escrita la palabra "pecho" el censor metía el tijeretazo. Era consecuencia de una moral superada hoy en día, afortunadamente. Todo el mundo puede hablar de lo que quiera. Los únicos límites que se imponen son los del respeto a los demás y la no ofensa personal.
Así que decir que cuando un director de un medio o un administrador de un sitio web practican la misma censura rancia de antaño porque retira comentarios que no sólo no aportan nada ni tienen que ver con el objetivo de la publicación sino que encima agreden e insultan resulta ignorante y mezquino. Significa querer justificar lo injustificable.
Decía Alaska, que siempre ha demostrado, creo yo, un espíritu transgresor, que ir a la contra está muy bien cuando es necesario, pero ir a la contra sin ningún motivo, simplemente por ir, es una absoluta tontería.
Cuando a un adulto se le da libertad, debe saber administrarla y ejercerla para bien por sí solo. Si no lo hace, lógico es que se le recorte. Pero no por censura, si no para garantizar una convivencia pacífica.
Quien insulta no es rebelde, sino alguien que no sabe defender sus opiniones de otra forma mejor. Y quien insulta o agrede en las redes a otra persona escondiéndose detrás de un alias es, además, un cobarde.