Noel Queipo
La isla Mínima
Sonaba como imprescindible así que era obligado ir a verla. La isla Mínima llegaba a las salas de cine ya premiada y alabada por la crítica. Mitad thriller mitad denuncia a una sociedad marcada por el franquismo, La Isla Mínima es cine negro de calidad con sello español.
Una historia policíaca en la que dos agentes investigan la desaparición y asesinato de dos hermanas en un pequeño pueblo de Huelva. Llena de segundas y terceras lecturas, la película denuncia a una España "antigua" en la que existe la supremacía del hombre sobre la mujer, con un gobierno y unas autoridades corruptas y en la que reina el abuso de poder una sociedad triste y muy cerrada, a la sombra de una dictadura todavía reciente (años 80).
Con una imagen espectacular, planos de gran amplitud y con grandes paisajes recuerda ligeramente a True Detective (muchos son los artículos que han comparado las dos piezas) y es que existen ciertas similitudes interesantes. La estética y la atmósfera en la que suceden los acontecimientos, los personajes profundos pero oscuros, las historias ambientadas en el rural sobre violencia y abuso de género Ciertos aspectos que las unen pero que no las igualan ni mucho menos. Si bien el trato del género criminal es muy similar las historias tienen, como es lógico, su punto más característico y peculiar de cada zona (aunque sin duda ambas son ciertamente recomendables).
Quizás no sea una película recomendable para amantes de la acción, de ese estilo policíaco más americano. Las persecuciones, las peleas y la acción existe pero es más comedida, porque no es eso no es lo que busca, no es lo que vende. Es una película que cuida sus tiempos, con pausas en las que sólo un paisaje llena la pantalla, como respiro a la trama y buscando a través de la imagen generar ciertas emociones y pensamientos en el espectador que además ayudan a potenciar el clima y la atmosfera del film.
Destacaría mucho el papel de los protagonistas (es uno de sus puntos fuertes), sobre todo a nuestro gallego de adopción Javier Gutiérrez, con un personaje lleno de aristas y complejidades que borda a la perfección: un personaje que engancha tanto por sus bondades como por sus demonios. También su compañero de aventura Raúl Arévalo (aun siendo un papel menos complejo) resulta cautivador con una gran actuación, destacando por último a los secundarios Nerea Barros y Antonio de la Torre. Todos realizan unos papeles espléndidos en los que nada es lo que parece, con actuaciones contenidas que dejan entrever la profundidad de unos personajes trabajados y realistas.
Ya lo decía el maestro George Lucas, "Dirigir una película implica investigar, aprender sobre psicología, historia y muchas otras disciplinas" y es que este film es un compendio de buenos materiales y buenas ideas, realizado de una forma impecable para conseguir un resultado que entusiasma.