Noel Queipo
Primer cumpleaños con Interstellar
Resulta imposible pensar lo grande que es el Universo. Cuando piensas en ello, e intentas concebirlo dentro de tu mente la única conclusión a la que llegas es que eres pequeño e insignificante... pero sigues sin entender la magnitud de lo que hay ahí fuera. En Interstellar, se consigue representar esa inmensidad inabarcable y situar en ella una historia claustrofóbica y agobiante. Un binomio que funciona, sin duda, pero en el que gana la partida el derroche de belleza en las imágenes.
El fin de la Tierra es inminente y se hace necesario buscar un plan B para que la humanidad no se extinga. Con esta premisa (bastante ambiciosa) se desarrolla una historia en la que el protagonista intentará buscar nuevos planetas habitables y volver a casa con sus hijos en una carrera contrarreloj en la que el tiempo y la relatividad es su peor enemigo. Cristopher Nolan vuelve de nuevo a jugar con la temporalidad, la dicotomía del pasado-futuro y las cuartas (quintas y sextas) dimensiones por descubrir. Ya nos había encandilado a través de los sueños en Origen, y ahora lo vuelve a hacer, esta vez a través del Espacio y de la dimensión temporal.
"Cada película debe tener su propio mundo, una lógica y sentir que se expande más allá de la imagen exacta que el público está viendo". (Cristopher Nolan)
Sin embargo más allá de la historia, creo que lo que más merece la pena de estas casi tres horas de película es la imagen. Se crean universos desconocidos y, jugando con la textura y la luz, la película se convierte en un verdadero espectáculo visual digno de ver en pantalla grande. También el uso de la música es muy interesante, aunque sin duda lo que más funciona es el silencio. En el Espacio no hay sonido, en el vacío las ondas sonoras no pueden propagarse así que, en varias ocasiones, la película se queda en absoluto silencio para que nos identifiquemos y compartamos con los protagonistas esa sensación de vacío total.
Una película que merece la pena disfrutar, en la que también los actores desempeñan sus papeles de forma correctísima, destacando el trabajo de Mackenzie Foy, la pequeña Murph (cuyo nombre hace homenaje a una ley de Murphy sin connotaciones negativas: "Si algo puede pasar, pasará") que demuestra una calidad interpretativa enorme para una niña tan joven y por supuesto el ya "coronado" Matthew McConaughey que sigue en la línea de sus últimas actuaciones (Dallas Buyers Club y sobre todo True Detective).
Y para acabar, cambiando drásticamente de tema diré que fue por estas fechas, a mediados de noviembre de 2013 cuando comencé mi andadura en PontevedraViva. Empecé "Saboreando historias", películas, series... y así he seguido durante todo un año. Mi primer año. Sólo espero que sean muchos más. Gracias de nuevo a los que lo hicieron posible y gracias a los que me acompañáis en el camino.
"Vale la pena vivir, aunque fuera solo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias" (Mario Vargas Llosa).