Bernardo Sartier
"Donde hay pelito"
La religión -cualquiera- nunca fue para mí más que un autoengaño que escapaba al discurso racional. Decía Marx el opio de los pueblos. Tal vez la forma pensante y sublimada del entretenimiento. No hay otra cosa en la creencia religiosa que un escapismo a la idea trágica de la muerte, una suerte de cobardía comprensible, una encomienda ciega -muy humana- a no se sabe bien qué. Pero la militancia religiosa puede ser arma mortífera según quién la utilice. No lo olvidemos: el pretexto religión ha matado mucho.
Soy padre. Mi hija tiene cinco años. Jamás le inculcaré religión alguna. Como conceptos educativos básicos, que ame, que no dañe y que no se deje dañar. Si cuando sea adulta resuelve profesar en las teresianas, con su pan se lo guise. La religión se asienta en la idea de dios, uno o varios, idea, bajo mi punto de vista, intelectualmente insostenible. Lo digo con todos los respetos a los creyentes de cualquier religión que por lo mismo pueden tildarme de perro descreído.
Quiero decir que ya crío me sonaba a fábula -bien contada, eso sí- la historia sagrada. Luego leí a Henry Miller y aquel embrionario "ateazo" se convirtió en algo tangible, no ya por la incredibilidad del discurso religioso, sino por frases como esta: "Si tuviera la oportunidad de ser dios, la rechazaría; la oportunidad más maravillosa que ofrece la vida es la de ser un humano, porque incluye el conocimiento de la muerte, del que ni siquiera dios goza por ser inmortal".
Reflexiono en voz alta a cuento del Rosendo. Miguel Rosendo. Desconfíen de las macrooperaciones policiales con aparato mediático. Al final, mucho menos del fuego artificial con que se producen. En la de Rosendo y las "miguelianas" desconozco qué hay. En alguna ocasión anduvo por allí Tamara Falcó. Y una organización por la que ha bipedestado Tamara no puede ser el M.I.5 británico en rigor organizativo. De ahí a una secta, un abismo. Decía un amigo mío, con notable procacidad pero con extrema lucidez pedagógica que "donde hay pelito, no hay delito". La cita sirve como metáfora. Todas las "miguelianas" son adultas, no están incapacitadas judicialmente para gobernarse por sí mismas y, si hubo relaciones sexuales y fueron consentidas, aquí paz y después gloria (nunca mejor dicho). No ha denunciado ninguna sino sus padres y un cura del penal de A Lama. Por tanto, de la amplificación megafónico-mediática al delito consumado, veremos.
El tema vende. De hecho llenó informativos en los que, después del hipócrita "presuntamente" (que habilita para limpiarse el culo con la presunción de inocencia) seguía un relato que era, talmente, cabal descripción de la casa de los horrores versión sexto mandamiento: que si se follaba a las novicias atadas a un aspa, que si Rosendo era como el moro Muza en su harén o que si el dinero, fruto de actividades ilícitas, servía como papel pintado decorando las paredes. Veremos. Porque no puede haber secta donde hay militancia voluntaria, ni maltrato sexual con consentimiento, ni estafa en lo que se aporta porque a uno le sale de los huevos. Y además, luego del fragor inicial han salido "miguelianas" diciendo que eran felices y que les han jodido la vida. ¿Alguien se ha parado a pensar que, efectivamente, fuese así? ¿Qué estuviesen a gusto en lo del Rosendo? Porque ¿por qué no?. Entonces, a ver dónde y en qué para la operación.
Admitamos que Rosendo fuese un pícaro sátiro y las adheridas unas crédulas candorosas próximas a la oligofrenia. Pues aun con eso, no me atrevo a adelantar acontecimientos. Ni a afirmar que el Rosendo era una suerte de máquina de seducir que inducía a disposiciones patrimoniales en su propio beneficio. Sí, ya sé que Rosendo semeja más nombre de solista greñudo de un grupo de heavy metal que de líder religioso. Vale. Pero eso no lo convierte en Charles Manson, que ese sí transformaba a sus prosélitos en muñecos y los manejaba a su antojo, tanto que hasta le dieron matarile a la mujer de Polansky. No digo que Rosendo no sea un cabrón con pintas (tampoco digo que lo sea) pero hay algo que no me encaja, algo de "montajismo" ahormado para silenciar a una opinión pública agitada por unos padres cabreados porque sus hijos ya no les hacen caso. La indiferencia filial duele. Mucho.
El miércoles salió el padre de una "migueliana" diciendo que quería a su hija monja, pero monja normal. Desconozco qué es una monja normal. Pero si deduzco de sus palabras que este es de los que pusieron a disposición de su hija una concreta religión. Y como decía, esto es a veces más peligroso que regalarle a un mono epiléptico, por su onomástica, un Kalashnikov cargado. Porque inducida y educada desde su infancia a una concreta creencia, la facción en la que luego quiera ser soldado es su problema. O sea que lo dicho: Donde hay pelito
De momento, Rosendo está imputado por estafa y agresión sexual (poca cosa para secta destructiva) pero hay que convencer a Su Señoría en sala. Y además, de esos delitos, los juzgados de España rebosan. Sin embargo, a pocos casos similares se le ha dado la trascendencia mediática que a este. O sea que a ver si al final, lo que está jugando (sexo más religión) es el puto morbo. ¡Ah! Se me olvidaba. Papelón el del Obispo de Tuy-Vigo, que no disuelve la orden por maltrato sexual, ni por latrocinio, sino por -pásmense- escándalo. Sigan con salud.