Juan Diego M. Alcaraz
De gazmoños e hipócritas
El ataque terrorista a la revista CharlieHebdo, es un execrable atentado al que hemos podido asistir en directo a través de sobrecogedoras imágenes que nos muestran, una vez más, hasta dónde llega la barbarie del ser humano.
Como ciudadano del mundo no me queda más que expresar mi repugnancia y total rechazo hacia esos fanáticos integristas que practican el asesinato como doctrina, sin distinción de credo o raza. Mi más sincero pésame a las familias de los asesinados, a sus compañeros, al pueblo francés y a todos cuantos creen en la libertad de expresión.
Estos días corren ríos de tinta referidos a esta barbarie, reivindicando la libertad de expresión y condenando la masacre. Los humoristas gráficos de todo el mundo pusieron al instante a trabajar sus lápices y los medios de comunicación derrochan horas de emisión informando al minuto sobre el atentado y sus secuelas. No he parado de ver información, crónicas y coloquios en radio, televisión, medios digitales y de papel. Pero desde el primer momento, aparte del nudo en garganta y estómago que supone asimilar esta sangría, he sentido una vez más vergüenza de algunos colegas de mi profesión, viendo el tratamiento que dan a la información en algunos medios de comunicación, dependiendo de la nacionalidad, orientación o perfil social al que van dirigidos.
Vergüenza por esos gazmoños que distorsionan la noticia, ocultando o camuflando las imágenes de las portadas de la revista atacada, en las que los dibujantes expresaban su insultante humor ateo. Estos manipuladores de la realidad utilizan el puritanismo contra la libertad de expresión, sin embargo, sí muestran abierta y repetidamente imágenes de la sangre que cubre salas y pasillos de la redacción de la revista y, a cámara lenta, la espeluznante ejecución con un tiro en la cabeza del gendarme tendido en el suelo y levantando las manos que decía ya vale.
Vergüenza por esos hipócritas que rechazan los asesinatos, pero casi los justifican porque se lo estaban buscando por la línea editorial tan irreverente y escandalosa que desafía cualquier restricción impuesta por toda sensibilidad religiosa o corrección política, rechazando toda tentación de autocensura. Parece como si estos fariseos estuvieran dispuestos a mirar a otro lado mientras unos locos integristas asesinan en nombre del profeta, porque esos dibujantes lo caricaturizaban a través de sus malvados lápices.
El editor de la revista, Stéphane Charbonnier, que fue uno de los 12 asesinados, manifestó tras el primer atentado que sufrieron hace años, que sus dibujantes eran como unos ateos interesados en satirizar a todas las religiones. La línea editorial de CharlieHebdo siempre ha tenido como principio responder a todo tipo de amenazas o intimidaciones en su contra apostando por ser, si cabe, aún más irreverente y escandalosa. Desafiando cualquier presión y haciendo prevalecer la libertad de expresión. A más intimidación, mayor escándalo. No se cortaban un pelo ni se amedrentaban ante las continuas amenazas que les llegaban casi todos los días, fueran de procedencia política, religiosa, militar, social
Ocurre en casi todo el mundo. Como cualquier otro colectivo social, las iglesias y los grupos religiosos son objeto de crítica, sea esta más o menos satírica u obscena. Sin embargo, con sus controversias y su periodismo irreverente, CharlieHebdo ha realizado contribuciones importantes en su línea editorial, destacando la defensa de principios irrenunciables como el derecho universal al acceso a una información plural. Una forma de facilitar oportunidades para entender los valores y puntos de vista de otras culturas.
Para el ser humano el humor es esencial e irrenunciable. Cierto es que hay muchas clases de humor y, como ocurre con la mayoría de las revistas satíricas, hay dibujos y expresiones que dinamitan la paz espiritual de personas y colectivos en los ámbitos religiosos, monárquicos, del gobierno, la farándula o el deporte, por mentar los más vapuleados. El éxito comercial de algunas de estas revistas señala la gran cantidad de lectores que buscan ese humor que rompe con los moldes establecidos.