Manuel Pérez Lourido
Tito Nogales
Tito Nogales toma una decisión importante que hará cambiar el rumbo de su vida al final de la novela que acaba de sacar Rodrigo Cota. Este final hace las veces de contrapunto sensato a toda una sarta de disparates encadenados que el autor se encarga de adelantar en el mismo título del libro El inaudito secuestro de Mariano Rajoy.... Con ritmo trepidante, Cota coge un poco del Eduardo Mendoza más cómico, lo junta con la retranca de Wenceslao Fernández. Flórez, le pone una pizca de mala milk de la casa y sirve un preparado adictivo y en su punto de intriga y humor. Si hubiese que ponerle música a esta novela sería algo festivo, movido e irónico, como la sintonía de Dr. en Alaska, ¿se acuerdan?. Y hasta aquí les puedo leer: léanlo ustedes mismos.
No vamos, pues, a contar aquí nada más acerca de Tito Nogales: todos conocemos o hemos conocido alguno, si no lo hemos sido nosotros mismos...
Hablemos ahora del autor, una especie de papanoel con gafas que, como todos los grandullones con gafas, despiertan la simpatía ajena a primera vista. En este caso, la primera impresión es la buena.
Le gusta a Cota liarse los cigarrillos y le gusta más aún fumárselos, uno tras otro, sin dejar de hablar mientras hace una cosa y la otra. Sonríe a medias en ocasiones, con un gesto entre la pillería y la sorna y desata a veces la frase con un exabrupto gracioso, como si estuviese escribiendo para su blog o para este periódico o para el Diario. Tiene una inteligencia generosa y retropectiva, que abarca campos diversos. Gusta de provocar y exhibe genes andaluces cuando se trata de ensalzar algo a alguien. Pese a su volumen, es un echao palante de manual, un experto en zambullidas arriesgadas, un optimista de tomo y lomo, nunca mejor dicho.
Es conocida su devoción por los temas históricos o el comic, los relatos de humor y la música de los Ramones. Suele decir que quiere escribir con la inmediatez con que hacían rock los neoyorquinos, de modo que pueda entenderlo el más sencillo de sus lectores. Hace Cota del sentido común el santo y seña de sus alocadas crónicas e historias, por paradójico que resulte. Ahora anda atareado en quitarse de encima la etiqueta de experto en Cristóbal Colón, concretamente, de experto en el origen de Colón.
Saltó al ruedo literario con Colón, Pontevedra, Caminha y esa historia tan pontevedresa y peregrina sobre el origen gallego del descubridor. Lo de peregrina lo digo por nuestra emblemática iglesia, que conste: a mi me ha convencido Rodrigo de la verosimilitud de la tesis. No hay mucho mérito por mi parte: Cota convence a cualquiera de lo que se proponga. Incluso de que Mariano Rajoy puede acabar secuestrado por un borracho una tarde de toros.
19.12.2012