Alba Piñeiro
Doulas
En los últimos años se ha puesto de moda una figura de acompañamiento a las embarazadas: la doula, una persona que atiende física y psíquicamente a las gestantes, en el momento en el que estas lo soliciten. Por cuestiones laborales y sociales las familias ya no son tan grandes como antaño, con lo cual es más difícil que hace 40 o 50 años que las embarazadas puedan contar con alguien de su propia familia que pueda ofrecerles los cuidados que reclaman y que su estado, en cierto modo, exige. Por otro lado, con la crisis hay muchas familias que no pueden pagarse la atención sanitaria adecuada y recurren a estos servicios alternativos.
Este mes de febrero ha salido la noticia de que el Consejo General de Enfermería ha denunciado la mala praxis de las doulas. Al parecer, incitan a las madres a prácticas más propias de una sociedad subdesarrollada: evitar el contacto con médicos, comerse la placenta del recién nacido, quemar el cordón umbilicalAdemás, en general no han adquirido los conocimientos pertinentes para atender a alguien que atraviesa un período de gestación, como lo pueden tener las psicólogas, las matronas, las enfermeras, etc.
Un embarazo no es una broma, por obvia que parezca la frase. Un niño siempre es una esperanza de futuro y es importante que nazca en las mejores condiciones posibles. Profesionales no cualificados entorpecerán el bienestar y la seguridad física y psíquica de la madre y del niño. Alguien que pretenda ejercer una profesión sanitaria sin tener conocimientos respecto de la situación en la que pretende intervenir, está suplantando a personas auténticamente competentes e incluso entorpeciendo su labor.
Las Administraciones Públicas deberían velar por el acceso digno a servicios de salud. Ciertos recortes en lo más básico están derivando en el surgimiento de nuevos contextos que terminan perjudicando a los directamente afectados y creando afectados indirectos. También deberían vigilar la proliferación de servicios no regulados, exigiendo requisitos y penalizando los peligros que crean. No se trata de ir contra un colectivo concreto, sino de evitar las consecuencias de una mala atención propiciadora de hábitos o acciones en contra de lo saludable.