Beatriz Suárez-Vence Castro
Another day in Paradise
Cuando era quinceañera, escuchaba una y otra vez la canción de Phil Collins Another day in Paradise.
Su estribillo "Oh, think twice" (piensa dos veces) apelaba insistentemente a las conciencias, describiendo el encuentro de un hombre con una indigente en la calle. Ella se acerca y le pregunta si sabe de algún lugar donde protegerse del frío para dormir. El hombre no la mira, cruza al otro lado de la calle sin responderle siquiera, avergonzado de que le vean hablar con ella. "Oh, think twice it´s just another day for you and me in Paradise", repetía la canción: Piensa dos veces, esto es solamente un día más, para ti y para mí, en el Paraíso.
Fue la primera canción social que se coló en mi mundo pop donde hasta entonces habían reinado indiscutiblemente las letras sin historia y lo bailable. Me impresionó tanto que cuando cumplí los 16 mis amigas me regalaron el L.P.
Veintisiete años más tarde de componer Another day in Paradise, Phill Collins ha aparecido en la lista Falciani de potenciales evasores de impuestos con cuentas en otros paraísos por los que es más fácil transitar que por el de su canción. Otros paraísos que no son ni del hombre ni de la mujer que se encontraban por casualidad en su canción, ni nuestros. Y otra vez me ha hecho pensar dos veces. Muchas cosas han debido torcerse por el camino para que alguien acabe cayendo justo en todo lo contrario de lo que defendía.
Antes de cantar en solitario, Phil Collins fue músico en el grupo Génesis, que alcanzó gran éxito durante los años setenta y ochenta. A este mismo grupo perteneció también Chris Stewart, hoy exitoso escritor de best sellers. Para mayor coincidencia ambos fueron batería del mismo en distintos momentos.
Hace unos cuantos años, Chris Stewart, vino como invitado a dar una charla- presentación de su libro Driving over Lemons (Conduciendo entre limones) a la E.O.I. de Idiomas de Pontevedra. En él cuenta, sin aludir para nada a su pasado de estrella de la música, como adquirió junto con su mujer, una antigua vivienda rústica en Las Alpujarras de Granada, la restauró y se quedó a vivir en la sierra, dedicado a la escritura y a las labores del campo.
Alguien le preguntó durante la conferencia, si no echaba de menos su antigua vida de conciertos multitudinarios, y el status privilegiado del que había gozado como músico mundialmente reconocido. Su respuesta fue un rotundo NO.
Contó, de forma divertida, como a él, igual que a todos, le gusta gozar de un trato preferente de vez en cuando, viajar en primera y, en su caso particular, reunirse con los antiguos miembros de la banda para recordar viejos tiempos. Pero su vida es otra.
Phil Collins y Chris Stewart son dos caras de una misma moneda. De lo que un triunfo desmedido puede llegar a emborrachar si no lo frenas luego, después de haber pasado por un número suficiente de resacas.
Me resulta muy difícil juzgar a cualquiera y más a Collins, que tanto me hizo disfrutar con su música. Al fin y al cabo es su obra lo que importa, pero la obra de alguien no deja de ser un reflejo de lo que esa persona es, y si las dos resultan tan escandalosamente incoherentes, choca enormemente. Muchas cosas tienen que torcerse en el camino de alguien que empieza pidiendo un paraíso social para todos y acaba construyendo uno fiscal para sí mismo.
Es difícil triunfar y hay tantas definiciones de éxito como personas. El concepto es diferente para cada uno. Aunque todos estamos hechos del mismo barro, cada uno lo va moldeando a su manera.
Todos tenemos algo de Phil Collins y algo de Chris Stewart. De truhan y señor, como cantaba otro cantante, mucho más cercano a nosotros, también por los años 80. Nos gustan las alfombras rojas y conducir entre limoneros. El vino y el champán.
En ese tira y afloja vamos escogiendo las batallas que queremos librar y las que no. Y nos vamos dando cuenta de lo complicado que resulta permanecer fieles a nosotros mismos en medio de tanto caos.
Quizá la mejor forma de hacerlo sea, cuando tengamos la tentación de renunciar a nuestros principios, pensar dos veces si el mundo que estamos haciendo es en el que queremos vivir. La misma duda que planteaba el estribillo machacón de Collins "Think twice: Its just another day for you and me in Paradise"
ÿl, ha borrado el "me" de su canción y ha abierto una cuenta en Ginebra. Lo que se escribe en un momento de tu vida, puede convertirse con el paso de los años en papel mojado.
Think twice.