Rodrigo Cota
Céntrense
La política municipal ha girado en los últimos meses alrededor de asuntos enojosos, a saber: la crisis interna del PP, la ausencia de Miguel Anxo Lores en la inauguración del Museo o la eterna ENCE, que el día que nos la quiten no vamos a saber de qué hablar.
Dejando a un lado a ENCE, no por poco importante sino por lo contrario, con algunos de los otros temas hemos aprendido algo. Lo de Lores y su plantón a Rajoy, por ejemplo.
El último que ha conseguido meter a Lores en el Museo he sido yo, que se vino a la presentación de mi libro en el edificio Sarmiento. Y los penúltimos, aquí los de Pontevedra Viva la noche que se pusieron de parto y emborracharon a dieciséis concejales, media docena de diputados provinciales, dos o tres alcaldes, cuatro presidentes del Pontevedra CF, toda la prensa de Pontevedra y algún aspirante a ministro, también en el edificio Sarmiento. O sea que eso de que Lores no pisa el Museo no es del todo cierto: Lores va al Museo cuando le da la gana, pero no le da la gana ir para ver a Rajoy. Lo ha dejado claro.
Lo del PP, que parece un culebrón al que cada semana le sobra un capítulo, es el cuento de nunca acabar: ahora Jacobo Moreira ha pedido cobrar la dedicación exclusiva que él no cobraba antes y sus compañeros sí. Está en su derecho, pero si la solicitud no va acompañada de explicaciones lo que conseguirá es que nadie entienda nada y volvamos al principio.
Esta crisis del PP también nos ha dejado una doble imagen del alcalde: por un lado, el Lores estratega que ha movido magistralmente los hilos entre bastidores y ha mostrado experiencia e inteligencia política; pero también hemos visto a un Lores despiadado, inhumano, que no ha dudado en aprovechar el tropiezo del enemigo para hostigarlo hasta la extenuación y no ha cedido ni medio milímetro para dar oxígeno. Visto lo visto, me puedo imaginar al alcalde desollando vivo a cualquier rival el plan Hannibal Lecter, mientras escucha las Variaciones Goldberg y se detiene a ratos para mover una mano al compás de la música mientras pierde la mirada en el infinito. Eso acojona.
Pero no parece que ni la ausencia de Lores en el Museo ni las tribulaciones del PP y sus asignaciones sean asuntos que preocupen a los ciudadanos, de ahí que no parezca una estrategia inteligente ni eficaz que la temática municipal se centre en asuntos que no interesan a nadie.
Lo deseable será vernos en próximas fechas hablando de temas serios, que es lo que aquí hace falta: que todos nuestros representantes dediquen cada segundo a sacarnos del abismo y no a discutir estupideces.
15.01.13