Beatriz Suárez-Vence Castro
Amigo Lobo
El 14 de marzo se cumplieron 36 años de la muerte del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. Su inolvidable programa de televisión El Hombre y la Tierra nos acercó, a quienes fuimos niños en los ochenta, el interés por la protección y conservación de las especies animales de la Península Ibérica, especialmente del lobo.
Poco le gustaría a Félix la situación por la que está pasando este animal tiempo después, a pesar del interés de los conservacionistas y de todos los que nos enamoramos del lobo, aunque haya sido siempre el malo de los cuentos.
En Galicia, especialmente, siempre se ha asociado al lobo con negras leyendas en las que aparece como un animal sanguinario, enemigo del hombre, al que ataca sin piedad. Castilla La Mancha es también una zona "caliente" en cuanto a la incidencia de ataques a ganado por parte de los lobos. Estos ataques se producen porque en la cadena alimentaria el lobo, como depredador, necesita alimentarse de especies pequeñas, como el conejo y cuando estos escasean, los lobos bajan del monte hacia las zonas donde hay ganado para alimentarse.
Alberto Mayor, integrante de Ecologistas en Acción de Guadalajara plantea posibles soluciones como la repoblación de los bosques con liebres, igual que se hace en los cotos de caza, pero con el fin de alimentar a los lobos. Otra posibilidad sería el uso de vallas electrificadas, pagadas por la Comunidad a los ganaderos. Un animal que, por extraño que pueda parecer se ha revelado como muy eficaz a la hora de repeler ataques de lobos es el burro. Cuando detecta su presencia, rebuzna fuertemente y los ahuyenta a coces. Es más eficaz que los mastines, a los que hay que entrenar para que hagan un trabajo que el burro realiza de forma natural.
Aunque las indemnizaciones bastasen para cubrir, por medio de un seguro, los daños a las ganaderías, no soluciona el problema de fondo.
Esta misma semana, a escasos días del aniversario del fallecimiento de Félix Rodríguez de la Fuente, tuvo lugar en Madrid una manifestación en la que cientos de personas han pedido que se declare al lobo ibérico especie protegida en España como ya lo es desde hace décadas en Portugal la otra parte de la Península Ibérica.
La manifestación llega como respuesta a los sacrificios de ejemplares de lobos, a los que se ha dado muerte con saña mediante batidas. Algunas fotos de hermosos ejemplares todavía calientes, colgados de árboles e incluso señales de tráfico, dan muestra de la crueldad con la que un humano furioso puede actuar para defender lo que es suyo, sin importarle las consecuencias que pueda acarrear a la Naturaleza. Matar lobos, lejos de solucionar el problema, lo empeora.
Además de Castilla La Mancha, Madrid, Extremadura y Andalucía son las comunidades en las que el lobo esta ya extinguiéndose, por lo que se hace necesario un plan de recuperación de la especie. Portugal es un ejemplo de cómo pueden coexistir lobos y ganadería, sin embargo en nuestro país las batidas para matarles han llegado al punto de que cualquier lobo que cruce la frontera y pase a España, es acribillado a tiros.
El lobo es un animal bellísimo y noble, aunque como todo animal salvaje, ataca cuando tiene hambre o se siente amenazado. Es imprescindible en nuestro ecosistema y también en nuestra literatura. La estampa de una manada de lobos aullando a la luna o su mirada, magnética, del color del ámbar, ha dado además momentos cinematográficos inolvidables. La figura del lobo está unida al arte por un lazo natural que los humanos no podemos cortar, ni siquiera matándole.
Las palabras que Félix Rodríguez de la fuente, cuyo legado pervive a través de la fundación que lleva su nombre, dedicó a los lobos siguen siendo de lectura necesaria. Ahora aún más que cuando él las escribió: "El hombre ha depositado todas sus lacras en el lobo: La venganza, la agresividad, la crueldad, sin tener en cuenta que para sus congéneres es el animal más benefactor. Podríamos repoblar los montes con lobos, si no tuviese tan mala prensa".