Beatriz Suárez-Vence Castro
Responsabilidad
Otra vez se ha llenado el aire de muerte. Otra vez. Treinta y cuatro fallecidos en el momento de escribir estas líneas y cientos de heridos. La amenaza del terrorismo islámico sobre Bruselas, el corazón político y administrativo de Europa, se ha cumplido.
Barack Obama se ha reunido con Raúl Castro en Cuba, en una visita histórica tras años de nula relación, donde se ha negado la existencia de presos políticos. Se han reunido ellos, en un país donde no se reconoce el derecho de reunión del pueblo. Una vía alternativa al bloqueo económico parece abrirse por parte del presidente estadounidense, pero tanto él como el dictador cubano tienen mucho por hacer.
En España, otro bloqueo, de distinto origen al cubano, pero igualmente político, sigue atenazando la estabilidad de todo un país, en un baile bochornoso de acuerdos y desacuerdos .
Idomeni, en la frontera siria, sigue almacenando personas como si fuesen mercancía, bajo amenaza de ser devueltos al país "remitente". La situación del campo de refugiados trae a mi memoria una canción de Phil Collins, titulada Colours: "Al otro lado de la frontera los niños levantan sus cabezas, peleando por comida, rompiendo el pan con piedras". La canción fue escrita para denunciar la situación vivida en Sudáfrica durante el Apartheid en los años noventa, pero puede seguir aplicándose a otras barreras todavía por derribar. Collins se preguntaba entonces a quién podemos culpar en situaciones tan injustas.
Buscar culpables es una reacción humana siempre que se produce una situación injusta o una desgracia. Más práctico me parecer hablar de responsabilidad. Si todos asumimos la parte de responsabilidad que tenemos, la realidad diaria no nos mordería con tanta fuerza.
Somos responsables de lo que votamos y aquellos a quienes votamos son responsables de actuar de manera adecuada. En las dictaduras, como la cubana o la china, en la que se siguen pisoteando los Derechos Humanos y también el resto del mundo, EEUU principalmente, tiene la responsabilidad de ejercer un poder, del que tanto se jacta a veces, para ayudar a un pueblo que sufre. Parecen haberse dado cuenta de que con tantos años de bloqueo no se ha conseguido nada.
La sangría que está llevando a cabo el terrorismo islamista fanático sobre Europa, tampoco tiene, como las dictaduras, justificación. Pero Europa sí es responsable de la manera en la que actúa contra él. Los bombardeos franceses y rusos sobre las bases musulmanas, a la vista está, no han solucionado el problema. Al contrario, lo han agravado. Deben dejar de vender armas, de especular con el petróleo, de intervenir en los países solamente por razones económicas o porque ellos les han atacado primero. La ceguera del terrorista suicida se refleja en la ambición ciega del mundo desarrollado sobre el Tercer Mundo al que mantiene ignorante y pobre, sembrando irresponsablemente la semilla del odio.
La facilidad con que los asesinos terroristas llegaron a reventar el corazón de la ciudad belga también deja constancia de una Seguridad que, con sus niveles de alerta, crea más alarma social que confianza ciudadana.
La responsabilidad de velar por la seguridad no se ha ejercido de manera correcta. El yihad se ha ido infiltrando durante años en Europa y Estados Unidos como piojos por una costura, sin que, al parecer, nadie se haya dado cuenta.
La situación política española, ante lo anterior, parece tener una importancia menor. Pero ningún problema que afecte al Gobierno de un país es pequeño, porque todos los países cuentan. Somos parte de una Europa con demasiadas amenazas, con demasiados fallos y ¿Qué hacemos para ayudar? Dar un espectáculo horroroso demostrando justo cómo no debe hacerse política. Todos los partidos políticos son responsables de que a estas alturas aún no hayamos formado gobierno. El Congreso de los Diputados nunca se ha parecido tanto a un corral de gallos peleando. Estados Unidos, Europa, España, son parte de un todo que estamos manejando mal porque buscamos culpables, en lugar de cumplir con la parte de responsabilidad que nos toca.