Beatriz Suárez-Vence Castro
Otros tiempos
Tenemos un problema importante por estas tierras: Todos queremos tener la razón y cuando esa razón está en peligro, nos ponemos faltones. La asociación animalista Libera ha pedido que no se celebre el Torneo Medieval de la Feira Franca con animales.
Solo lo presencié una vez y no volveré porque no me gusta ni me entretiene. Una recreación histórica debe hacerse, lógicamente lo más fielmente posible a la original pero si eso implica una pelea en la que un animal puede sufrir físicamente, no me gusta. Igual que las Ferias Taurinas, a las que no he ido en mi vida ni iré. Tengo sin embargo amigos taurinos a los que respeto mucho, aunque no les entienda. Los espectáculos con animales tan típicos en nuestro país llevan muchos años sembrando polémica especialmente en estas fechas de verano donde toda España está en fiestas.
La muerte reciente de un torero en una plaza ha encendido de tal forma los ánimos de los partidarios de la abolición de la Fiesta como de los sectores más conservadores. Unos y otros han perdido los papeles. Da miedo lo que se ha podido leer en Facebook. Especialmente llamativas han sido las declaraciones de un profesor de primaria con unas expresiones dedicadas al muerto y a la familia del muerto que no merece la pena repetir, a mi modo de ver constitutivas de delito.
Por otro lado, hace unos días Carlos Herrera, periodista de Cope, realizó una entrevista a una partidaria de la eliminación de las corridas que más parecía propia de Torquemada dirigiendo un procedimiento de la Inquisición. La chica casi no pudo hablar con lo cual si lo que el señor Herrera pretendía de verdad (que no lo creo) era una disculpa, no la consiguió. Le importó más ridiculizar el nombre y la opción política de la chica que hacerla reflexionar sobre si el post que ella había escrito en Facebook asegurando que había un aspecto positivo en la muerte del torero merecía o no una rectificación.
Con actitudes tan extremistas por uno y otro bando nunca llegaremos a solucionar el problema. Seguramente la abolición de las corridas taurinas en España, que no me cabe duda de que se conseguirá porque es un flagrante maltrato público animal elevado a la categoría de Fiesta Nacional con el que muchos no estamos de acuerdo, llevará mucho tiempo. Como todas las tradiciones arraigadas durante tanto tiempo de una forma tan vinculada a la idiosincrasia de un país no desaparecerá hasta que haya un cambio de mentalidad lo suficientemente fuerte. Y eso no se consigue ni en una ni en dos generaciones.
Lo de las Fustas, es diferente. He dejado de asistir a la Feira Franca pontevedresa hace ya bastante tiempo aunque acudí a ella durante muchos años consecutivos. En una de las primeras a las que acudí, una compañera y amiga que por aquel entonces formaba parte, igual que yo, de la primera directiva que se organizó en la ciudad para crear y gestionar la Protectora de animales Os Palleiros ,tuvo que avisar al Seprona porque los animales destinados a la "ambientación" del festejo llevaban horas encerrados sin agua ni comida bajo un sol de justicia. Una vez más hizo falta un uniforme para que los encargados de cuidar a los animales, lo hiciesen.
Quiero decir con esto que llegar a un acuerdo en materia animal no es imposible, solo hace falta aplicar el sentido común y dejar de ver como enemigo a quien no piensa como tú y no permitir ninguna falta de respeto de uno u otro bando. Ni infligir sufrimiento a un animal.
El Torneo Medieval no tiene hoy sentido si provoca al caballo un stress innecesario. Ver a dos jinetes vestidos de guerreros intentando tirarse uno a otro de la montura no me parece que mueva a nada positivo entre el público que lo ve.
Tampoco encuentro ningún sentido a que las Fiestas tengan que estar llenas de ruido de petardos y fuegos. La angustia que provoca en los perros, en los niños pequeños y en muchas personas adultas me parece motivo más que suficiente como para que no vuelvan a escucharse. De la misma forma que opino así, estoy dispuesta a escuchar a cualquiera que me dé una buena razón para que los Toros, los Torneos y los fuegos de artificio sigan celebrándose en pleno siglo XXI . De la misma forma, no comprendo que a quien propone que dejen de hacerlo se le trate como si estuviera mal de la cabeza. Cuando algo se argumenta razonablemente, primero hay que escucharlo y luego decidir si es o no algo descabellado. Pero primero escuchar, siempre que lo que se escuche no sea ofensivo.
El tiempo pasa, aunque no nos guste. La manera de hacer las cosas es diferente. Las mentalidades, otras. No por ello debe sentirse alguien amenazado. Poder hacer propuestas y discutir sobre ellas de manera civilizada es un logro que nos ha costado mucho conseguir.
No vayamos a perderlo por querer tener la razón a toda costa.