José Benito García Iglesias
Paio Gómez de Sotomayor y el Gran Tamerlán
Este insigne caballero, hijo de Diego Álvarez de Sotomayor, primer señor de Lantaño, pasó a la historia, entre otras diversas cuestiones, porque fue enviado como embajador, allá por 1397, por el rey Enrique III ante la corte de Timur el Mongol, el Gran Tamerlán, Kan de los tártaros. Un caudillo que creó un extenso imperio en las estepas asiáticas.
El objetivo de tal embajada era la de tratar de inducir a los tártaros y que arremetieran contra los turcos, enemigos de la cristiandad. El objetivo se llegó a conseguir pues Paio Gómez logró participar en la batalla en que el Kan vence a Bayaceto y liberan a dos importantes damas que se hallaban prisioneras.
Estas dos bellas cautivas, a las que llamaban "griegas", aunque realmente eran húngaras, pertenecientes a la Casa de los Reyes de Hungría, y que habían sido tomadas como esclavas por los turcos, tras la derrota del rey Segismundo de Hungría a manos de Bayaceto, fueron enviadas por el Kan, junto con otros ricos presentes, para agasajar al rey Enrique III.
El cronista medieval Vasco de Aponte nos dice que Tamerlán envió de regalo a Enrique III dos sobrinas suyas en señal de afecto, aunque realmente no eran sobrinas del gran señor de las estepas, sino las cristianas prisioneras de los turcos, como dicen todos los estudiosos del tema.
Estas damas les son confiadas para su custodia a Paio Gómez Charino, a su regreso a la Península, pero el de Sotomayor y según nos relata Vasco da Ponte "durante el camino de regreso dejó preñada a una de ellas, cuando lo supo el rey, quísole dar castigo y degollar, más muchos fueron los que por él rogaron".
Parece ser que Paio Gómez terminó casándose con ella. Si bien, años más tarde, este primer matrimonio fue anulado, si damos por bueno que alguna vez había llegado a celebrarse, y contrae nuevas nupcias con doña Mayor de Mendoza, hermana del arzobispo don Lope, dando así paso a una alianza muy beneficiosa para su patrimonio y para su linaje. Su mayor preocupación era el engrandecimiento de su casa, postergando a su primera mujer, a quien para su propia desgracia la convertiría en su sirvienta.
Sin saber exactamente cuál fuera el estado de su relación sentimental, lo cierto es que en la "Historia del Convento de Santo Domingo de Pontevedra", su autor, Aureliano Pardo Villar, dice que la construcción de la capilla de Santo Tomás se debe al mariscal Diego Álvarez de Sotomayor y a su hijo Paio, y que en la misma hay dos arcos sepulcrales ojivos con sepulcros, estatuas yacentes de caballero y de dama, del referido don Paio y de doña María Gómez. Esto parece demostrar que la relación existente debió de ser algo más que entre señor y sirvienta, tal como aparece reflejado en su testamento.
Por su parte, Suero Gómez de Sotomayor, hijo primogénito de Paio Gómez de Sotomayor, participó en los sucesos más relevantes de Galicia en el siglo XV y al igual que su padre obtuvo el título de mariscal y sirvió al rey Juan II de Castilla.
Según el libro del Concejo de Pontevedra tomó a su cargo la defensa de la villa, firmando para ello un pacto de ayuda y defensa en 1445, por el cual se comprometía a defenderla ante las agresiones de la belicosa nobleza de la época, entre otros, de su propio padre Paio Gómez.
En la guerra por la sucesión al trono de Castilla se posicionó en el bando de los partidarios de doña Isabel aunque, claro está, al ser familiar de don Pedro Álvarez de Sotomayor "Madruga", no realizó grandes esfuerzos para combatirlo.
Tanto Diego Álvarez de Sotomayor, como Paio Gómez de Sotomayor, al igual que Suero Gómez de Sotomayor, parece ser que fueron sepultados en la iglesia de Santo Domingo de Pontevedra, así lo dejaron escrito, aunque solo del primero y del último podemos contemplar las estatuas yacentes que conformaron sus sepulcros.