María Biempica
Mi estrategia
Cerrar capítulos de nuestras vidas resulta cuanto menos frustrante en no pocas ocasiones y entender por qué nos cuesta tanto decir adiós a algunas personas que forman parte de ella, últimamente agotador.
Es incomprensible el vacío que se nos queda al deshacernos de alguno de estos sujetos y comprobar que no somos capaces de sobrellevar con un mínimo de dignidad la sigilosa presencia del hastío, de la apatía o del agotamiento para tolerar las imperfecciones del otro, cuando uno tiene exactamente las mismas.
Predicamos que debemos alejarnos de esas temidas amistades tóxicas y nos escandalizamos al comprobar que algunas de ellas llevan enredadas en nuestros caminos décadas. El por qué de esta predisposición al padecimiento de estos personajes, es un misterio.
Pero aún más doloroso es tener que decir adiós a las personas que queremos. Aquellas que son importantes y que siempre se han esforzado por hacernos reír.
El por qué debemos alejarnos también de aquellos que amamos, es otro enigma imposible de resolver.
Ayer conocí a Ana. Su cabeza rapada evidencia su actual lucha contra el cáncer. Observándola mientras baila, descubro su romance con la vida del que disfruta relajadamente.
Todos tenemos tácticas para sobrevivir. Mi estrategia, como dice Mario Benedetti "es que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites".