Roberto C. Agís Balboa
En un simple abrir y cerrar de ojos
La velocidad con que el mundo ha cambiado en la era de la información y nuevas tecnologías, la falta de leyes que legislan estos procesos, la inocencia o desconocimiento del consumidor de datos, los engaños y falta de ética de muchas compañías y gobiernos,... hacen que los consumidores de información (todos nosotros) tratemos de filtrar lo que nos llega, de discernir entre que es verdad o mentira, qué vale la pena y que no. Sin embargo, esto no siempre ocurre y algunos simplemente se creen todo lo que sale en internet, una fe ciega a lo digital, como si de una nueva religión se tratase. Si no estás en internet, si no tienes cuenta de facebook, twitter, Instagram, WhatsApp,....parece que no eres nadie. Triste pero no lejos de la realidad.
Nuestro día a día supone aceptar condiciones que ni leemos, darle a me gusta, enviar mensajes con memes, usar emoticonos, compartir fotos y videos de todo lo que hacemos. Parece no, ya es una necesidad para muchos, y si no lo hacen tienen ansiedad y estrés. Vemos el móvil no decenas sino cientos de veces al día, pasamos no minutos sino horas vagando por las redes, pensamos que lo controlamos, pero estamos más perdidos que un pulpo en un garaje. Lo peor, la mayoría de las veces no hacemos más que perder el tiempo, lo más preciado que tenemos, y el cual por desgracia para todos, no se puede ni podrá recuperar.
No nos paramos a pensar ya que practicamente nos lo han impuesto, nos han hecho dependientes y en muchos casos adictos a estas tecnologías, nos hemos rendido y cedemos al embobamiento, al consumo de información basura, leyendo sobre los demás y haciendo públicas nuestras vidas, el cotilleo global, que mejor sitio para esto que nuestro país, verdad?. Nuestros cerebros se llenan de palabras vacías, de información inservible, y mientras, algunos le quitan provecho a cuenta nuestra. Entre medias, nuestras vidas pasan, y nosotros sin levantar la vista de esa pantallita que nos tiene encandilados día y noche,
Hay enfermedades (ej. esquizofrenia) donde discernir el mundo real de uno imaginario a veces no es posible. En el mundo de las redes sociales y demás, mucha gente se comporta de manera que la frontera entre dichos mundos también se difumina o desaparece completamente. El usuario no solo se confunde y satura, sino que se vuelve adicto y dependiente. El mundo está cambiando, nosotros cambiamos, pero, ¿es un cambio para mejor? ¿Cuáles serán sus consecuencias a nivel individual, social y global? Parece que la bola de nieve crece demasiado rápido y nos engulle. Un visto y no visto, en un simple abrir y cerrar de ojos. Uno se pregunta, ¿a donde va a parar todo esto?