Marisa Lozano Fuego
Quiero un empleo
Hola, me llamo Marisa y quiero un empleo.
No por ser licenciada en Psicología, no por quemarme las pestañas estudiando como la mayor parte de treintañeros de este país, no por cursar mi segunda carrera y estar con la lengua fuera y los bolsillos vacíos. Y no, no solo para mí. Quiero un empleo mejor de los sueños, un empleo mejor de las mentes. Quiero un empleo mejor de los recursos y las que las subvenciones se destinen a Cultura y a Sanidad. Que la presunción de inocencia exista y que no baste señalar con el dedo para diseccionar latidos o crear fronteras. Quiero un empleo de la magia para resucitar los cuentos y que los que nos da la tele no nos lleven al huerto, ni a la cama con pesadillas.
Quiero un empleo justo de la ley de protección a la Mujer, y quiero un empleo de la justicia para que no seamos cuestionadas o no debamos llevar la herida abierta al juzgado o la cabeza bajo el brazo para que se nos salve la mente, la psique, la vida.
Y quiero un empleo de la ternura para que la Atención a la Diversidad mejore y ni ningún niño, niña o persona adulta se sienta diferente por padecer SIDA o parálisis, o por tener una orientación distinta.Quiero que miremos bajo la piel y dentro de las venas.
Quiero que nadie sea etiquetado de TDAH, borderline, psicótico disfunciones sobrediagnosticadas muchas ellas para crear industria farmacéutica. Quiero que mejore la salud mental y que se hagan más terapias que diagnósticos.
Quiero salir a la calle a gritar, a recitar y a hacer conciencia.
Oh, sí, quiero un empleo, soy tremendamente egoísta, un empleo de los corazones y la sangre para que circule muy libre, muy roja, muy tierna y podamos llamarnos humanos. Un empleo fraterno y comunitario para que tendamos manos y sofoquemos incendios, para que los bosques no mueran y un empleo de dedos, sí, salvaje, para que no tengamos miedo. Para que escribamos. Quiero un empleo de los dineros en construir centros de día que acojan a los usuarios con amor, con medios, con luz. Quiero un empleo de las voluntades para acoger animales abandonados y adoptar bebés que lo necesitan. Que no son los más bonitos ni los más sanos, pues sí, esos, esas. Quiero un empleo digno de los derechos humanos que son todo menos humanos cuando la inhumanidad reina. Y quiero un empleo digno y una seguridad salarial para los trabajadores, las trabajadoras que trabajan a jornada completa y cobran media. Un departamento de Recursos Humanos que proteja a las personas y no a las nóminas.
Un no liderazgo, una cooperativa de pieles, que sí, tremenda utopía. Pero es que el pragmatismo, señores, no vale. No vale y no avanza, porque cada vez somos menos libres y más bestias.
Quiero que se proteja a las personas, y que salgamos a la calle, a preguntar, que seamos pueblo, y que no se aplique fascismo de opinión ni de imposición.
Quiero un empleo, no de la política, sino de la poética, y un empleo de los besos con seguridad social para todos y para todas. Sí, y medicamentos gratis, un empleo de antirretrovirales y fármacos para esas personas que sufren Hepatitis C y otras enfermedades autoinmunes en este país, en este mundo, en este planeta. Para que no solo vivan los ricos, para que todo el mundo duerma. Para que quienes no tenemos nada, sino aire y palabra, podamos perder miedo y ganar dignidad. Quiero que dejemos de apagar la tele y dar donativos simbólicos para paliar nuestra conciencia y acojamos al vecino que está durmiendo en un portal.
Y el aquí, y el ahora, y menos palabras, más praxis, eso quiero porque soy una caprichosa y una idealista bestial.Que compartamos un bocata o una alegría, o una pena. Quiero un empleo salvaje del amor, tan salvaje que mate el odio y que le haga de profilaxis.
Quiero que no me calle nadie, y brotar la voz y la sangre, por todas esas que murieron, por todas a quienes callaron.
Quiero que la voluntad de los hombres buenos sea un valor en alza y no un dividendo.
Estamos en el paro, señores, en el paro y en la cola y sin cotizar. Y si el universo no genera puestos de trabajo, si no lo hacemos, este país se va a la quiebra, esta humanidad se va al traste porque todo este horror sucede mientras seguimos peleando.
Mientras ustedes parlamentan.
Así, denme, dennos empleo y dejen de demagogiar.
Quiero un empleo para mis amigos, para mis enemigos, para todo el que respire y tenga las manos, la lengua, el oxígeno, el valor de desempeñarlo. El camino, recto. Los medios, todos.
Quiero que se haga y me, nos van escuchar porque en alguna parte he leído “pedid y se os dará”. Y porque ustedes prometieron eso.
Quiero un empleo de la esperanza para barrer estos fracasos, estas masacres y estas luchas, un empleo de la utopía y un excedente de inocencia para besar, por fin, la mano de ese salario que es vivir.