Marisa Lozano Fuego
Querido respeto, final
Querido respeto:
No existes. Eres una pura falacia. Te buscamos, te proclamamos con nuestros labios de papel. Todos decimos poseerte, todos abrazar tu regazo. Pero no suenas, te escurres, nos huyes. Eres propiedad excluyente, todos te quieren para sí. Nadie te invoca para otros. Debes estar muy, muy cansado. Lo siento, de verdad, yo quise en muchas ocasiones amarte. Me lo pusieron muy difícil, a veces traté de abanderarte como si fueras mi derecho. O el derecho de alguien. Es lo que todo el mundo dice, tengamos respeto, nosotros respetamos. Y tú , mientras, de vacaciones. En algún zulo o alguna patera. Con la boca amordazada y las manos sangrando soledad o fascismo. Derramando ingratitud. Dueles.Dueles siempre y en todas partes, eres invitado de honor en todas las constituciones, en las jam session , en la sombra.
Parecen escupirte tanto que te confunden con su rostro.Unos y otros, y aquellos. Eres una especie de mito. No han enseñado tu cadáver, tampoco te cogieron vivo. ¿Existes? Yo quisiera no ser atea confesa de ti. Pero a las pruebas me remito, no apareces por ningún lado.
Y mira que se hace negocio con esa corrección política, y con todos los manifiestos en nombre de tu identidad. Y no, y no, y no. No suenas. A ver, que me traigan tu brazo, tu sonrisa o tu respiración. Que me digan el pueblo que te tiene, el colectivo que te ampara, aquellos que te miman. Por favor, dime que te dan dietas y seguridad social. Que no estás expatriado allá donde moras.
¿Comes bien, te dan cigarrillos? Me preocupa que se fumen tu voz.
Querido respeto, estoy sola, tan sola como lo estás tú.
Ven , abrázame, es posible que el frío no nos cale así. A lo mejor nos sustentamos en ese oasis libertad.
Esa isla allá donde el verbo fabrica bonos de luz y caramelo, allá donde el dios utopía se sustenta en un corazón.
Si nos encuentran estaremos tan aferrados, tan fundidos, que nuestros cadáveres tiernos parecerán un solo ser.