Vanessa Rodríguez Búa
Telmo sigue perdiendo fuelle
Y ahora Telmo hasta pretende colgarse medallas que no son suyas. El logro de la obtención del dinero para la rehabilitación del Pazo de Quintáns es un trabajo de largo recorrido iniciado y realizado por el anterior gobierno tripartito, quien desde su llegada al gobierno se esforzó por darle una solución al total abandono al que estaba sometido este pazo, que, no olvidemos, es propiedad del Concello desde hace una década. Tras valorar varias posibilidades, consideramos que el camino a seguir era el de solicitar la declaración del Pazo de Quintáns como Bien de Interés Cultural (BIC) para poder optar a la subvención que ahora se nos concede. Ese fue el objetivo desde el principio y sabíamos que lo lograríamos, para lo que solicitamos ayuda a la Diputación, para la elaboración de un proyecto que nos permitiese solicitar ese reconocimiento de BIC para este majestuoso edificio. Y tras ir dando los pasos correctos, hoy parece que es casi un hecho.
Sin embargo, la intención de Telmo hace seis meses cuando firmó el pacto de Gobierno era muy distinta. ¡El "gran" Telmo no espera por subvenciones! Y así, el alcalde escaparate puso por escrito en el pacto que, antes de finalizar el 2017, se firmaría un Convenio entre Ministerio de Fomento, Xunta de Galicia, Diputación de Pontevedra y Concello de Sanxenxo para la financiación de esta obra de rehabilitación de Quintáns. Pero parece que Telmo ya no es tan Telmo, y tuvo que resignarse al hecho de que difícilmente iba a conseguir firmar un convenio con tantas autoridades, cuando ni siquiera consigue que lo reciban en la Diputación.
Así que Telmo tuvo que conformarse con seguir el mismo camino que el resto de los mortales, y dejar que el trabajo realizado por el anterior gobierno diese sus frutos, y los dió, ya que el camino marcado por el tripartito es el que ahora va a permitir que la rehabilitación de Quintáns sea una realidad.
También la decisión de modificar el proyecto del colegio de Villalonga confirma la pérdida de facultades del alcalde: fue él quién eligió la ubicación e inició un proceso plagado de errores técnicos y políticos, y ahora, después de más de 10 años de espera, decide alargar el proceso. Esperemos que no sea una treta más para enmascarar el hecho de que la Xunta tampoco prevé para este año empezar la construcción del tan ansiado y prometido colegio