Marisa Lozano Fuego
Rosemary K. y sus alas
Conocí a Rosemary aquel día, una tarde de otoño blanco, como las batas de los enfermeros, como la nieve de un ayer. Compartimos un Earl Grey. En el 1941 , y dentro de aquellos muros, las soledades se compartían como una taza de té. Ella tenía una hermosa sonrisa, perfecta según los periódicos. Vestía una bata blanca, y ante mi pregunta de "qué hacía allí", me respondió "lo ignoro, mi familia dice que no soy adecuada". Le pregunté qué significaba aquello. Me contó la historia de su familia, la familia K., una familia estadounidense de origen irlandés que ocupaba cargos destacados en política.
Me dijo:"llámame Rossie". Le dije, llámame como quieras. Nos comprendimos.
"Verás, M, mi hermano Joe ha sido abatido en combate, John será presidente, Robert y Ted se forman para senadores…" a la mía la llaman la familia Real de América, y yo…bueno, yo soy molesta. Porque dicen que soy la menos real.
-¿Por qué eres molesta, Rosemary?
-Bueno, me llaman muchas cosas. La de la sonrisa perfecta, la filántropa, la utópica. Otras personas me llaman "promiscua" porque me gusta besar a los hombres, a los hombres que amo, y el patriarca tiene terror a que me quede embarazada o a que manche la impecable reputación de la familia. Dice que eso sería horrible y que el Partido Demócrata no desearía una mujer como yo en sus filas. Es que las filas no me gustan, y según me enseñaron, la democracia se trata de respetar libertades. Pero me cercenan la mía, la critican, me reprueban. No lo entiendo, me hace daño. Es curioso… de hecho, ya no fue adecuado que naciera mujer. O que naciera chillando. La comadrona obligó a mi madre a cerrar las piernas desde el momento del parto, porque el médico estaba fumándose un puro y no logró llegar a tiempo. Yo sentí esa presión en mis sienes desde el momento de nacer, quizá eso deformó mi cráneo y me volvió una rebelde, una pecadora, una paria.
-¿Pues, qué es eso tan terrible que haces?
-Ser distinta, hacer ruido. Me gusta ir a fiestas y pintar mis labios de rojo. Sonrío y muestro mis rodillas, bailo con el hijo del carpintero, con mi amiga Mary, sola, en casa, con mi gramófono. Me niego a casarme con el muchacho que quiere mi padre, con ninguno. Es que todos tienen cuellos engolados y grandes carteras, pero a mí eso no me importa. Me importa que sepan soñar. Me gusta gozar de una copa, río de forma estridente, voy al autocine con mis amigos. Me junto con marineros, jornaleros, y fumo, fumo sus puros y les escucho hablar de salarios, del mar y de revoluciones. No entiendo muy bien la política. Mis hermanos hacen presiones, dicen mentiras, tienen amantes y no son castigados por ello. Se les condecora y aplaude. Pero yo soy molesta, inadecuada, ruidosa, y sobre todo, loca. Por eso me han encerrado aquí. Antes estuve en un convento. Decían que querían purificar mi alma. Me dolían las rodillas y nunca me ha gustado llevar faldas, me daban calor. En las noches me escapaba con mis compañeras y poníamos discos, y nos bebíamos el licor de la madre superiora. Era genial. Me echaron, claro, dijeron que no tenía vocación…(me guiña un ojo, y no puedo evitar sonreír)
La sonrisa de Rossie es bella, seductora. Parece inocente, pero sus pupilas encierran sabiduría. Me siento confortada por su luz. Parece que las murallas no han logrado tirarla abajo.
-Verás, sé algunos secretos políticos, personales, algunos del gobierno, pero les molesta que los diga. Les molesta que grite. Si me meten aquí y me dan pastillas, me tienen todo el día dormida. Obvio, nadie creerá a una loca. Pero yo me las meto debajo de la lengua, y escribo todas esas cosas en un cuaderno, un cuaderno amarillo, con una plumilla negra que me guardo bajo el colchón por si alguien cree que quiero cortarme las venas. Verás, eso aquí dentro pasa mucho. Mis compañeras no resisten.
-¿Por qué están ellas aquí?
-No lo sé, hay diferentes casos. Algunas, como yo, eran molestas para su familia o maridos, otras sufrían ataques de llanto, de dolor, por eso que llaman histeria. A algunas les extirparon el útero porque decían que así vivirían más tranquilas. Ahora no pueden tener hijos ni menstrúan. La mayoría pensaban de forma distinta. Y eso a la gente…no le gusta.
-Es horrible, Rosemary.
-Lo es. Pero ellos creen que deciden sobre nosotras, sobre nuestro cuerpo, nuestro destino. Lo que no saben…(baja la voz, sonríe al enfermero, deglute un sorbo de té frío) no saben que tenemos alas.
-¿Cómo es eso?
Me guía hasta un pasillo escondido, hasta un armario muy pequeño, de madera rota. Abre la puerta y allí, oh sorpresa, me encuentro montones de ...¡alas! Alas con armazón metálico, construidas con tela blanca de las batas, alas hechas de plastilina, barro (lo que nos dan para jugar, en las horas de "terapia")…alas atadas a las perchas, alas para todas y cada una de las internas.
-¿Cuál es vuestro plan, Rossie?
-Mañana viene un doctor, con un nombre muy raro. Mary estuvo escuchando tras la puerta. Ha implantado una nueva terapia, le llama "lobotomía". Dicen que lo han propuesto para un premio .Pero sinceramente, es un asesino. Pretende tomar un taladro y horadar nuestro cráneo hasta extirpar el lóbulo frontal, el que guía el juico y las funciones ejecutivas. Lo olvidaremos todo. No podremos decidir, ni gritar. Seremos gatas sumisas, en vez de panteras. Ellos creen que no sabemos, pero sabemos. Así que hemos decidido escaparnos…y volar.
-Rosemary, cariño, sabes que estas alas no sirven para volar. Recuerda a Ícaro, sus alas eran de cera. Voló demasiado cerca del Sol…y se estrelló.
-Bueno, Ícaro no era muy listo. Igual que mis hermanos y su clan, la gente siempre cree saberlo todo. Nosotras callamos, escondidas tras el estigma de nuestra locura, tras el velo de nuestra inocencia. Nadie da crédito a un loco o a una loca, nadie nos detendrá si queremos volar. Ni el mismo Sol nos toma en serio. No nos quemará. El viento está de nuestra parte. Y como somos locas, no distinguimos la fantasía de lo real, porque no conocemos la realidad. La creamos. Mañana, a estas horas, volaremos.
Abracé a Rosemary y le pedí por favor unas alas. Yo también las necesitaba. En algunos puntos, su historia era similar a la mía, aunque nos separaran siglos y hubiéramos coincidido en este agujero del espacio-tiempo, yo rebobinando al 1941, ella trasladándose al 2018. Compartíamos una misma revolución: volar.
-¿Rossie, nunca sientes rabia, no deseas vengarte de quienes quisieron encerrarte aquí, retenerte, hacerte daño?
-No, M. Mi venganza será volar. El tiempo y los elementos ponen todo en su sitio. Siento lástima porque ellos no supieran que teniendo alas y locura, toda la belleza es posible. Que la política no es engañar y que la libertad no se compra, no se vende, no se ensucia. Creo que ellos tenían más miedo que yo. Les perdono.
-Rosemary, yo no .Por eso guardaré tu cuaderno, es importante que alguien conozca la verdadera historia, algún día.
El clan de los K fue maldito por los siglos de los siglos, uno a uno cayeron en su propia trampa mortal, la oscuridad les persiguió porque no eligieron sus alas. Porque fuera de aquellos muros, tenían más murallas que ella.
La noche siguiente, el "Doctor" se aproximó con su taladro, dispuesto a practicar una serie de fantásticas operaciones que le llevarían al premio de Medicina más prestigioso. Trepanar cráneos le ponía cachondo. Pobre mortal, tampoco tenía alas. Cuál fue su sorpresa cuando, acercándose a la ventana, vio una veintena de ángeles desnudos, sin bata y con los senos al aire, bellísimas en su desnudez y sus curvas, volando a través del silencio. Cada una con uno de sus puros en la boca, fumando, desafiantes, envolviéndolo en una nube de humo. Ellas huyeron. Ellas volaron.Y el doctor tuvo que usar su taladro para hacer agujeros en el baño (las chapuzas le ponían cachondo, confundir un cráneo con paredes de yeso, eso sí que tiene delito).
Según la versión oficial , a Rossie le practicaron una lobotomía, como a sus compañeras , como a muchas personas que en aquel tiempo eran consideradas molestas, locas, extrañas, simplemente era muy sencillo extirpar el lóbulo frontal y despojar a un ser humano de sus funciones ejecutivas, y dejarle como a un vegetal dependiente el resto de su vida. Para mí, un verdadero crimen. La psiquiatría moderna no hace cosas muy diferentes, experimenta con fármacos, fabrica diagnósticos, en el caso del TDAH emplea incluso metilfenidato (anfetamina); en muchos casos se opta por sobremedicar en lugar de hacer terapia. Otro punto que no ha cambiado: una mujer segura, una mujer que ejerce su sexualidad o libertad de una forma ruidosa, es castigada por el patriarcado, por los suyos, incluso por otras mujeres. Y cualquier disidente que hace ruido es silenciada o silenciada porque a la sociedad, la política o los mass media no les conviene que trascienda. El destino de Rosemary fue oculto durante muchos años, hasta que diferentes periodistas lo sacaron a la luz, para escándalo y escarnio de sus captores. Yo me he tomado la licencia poética de contar mi versión de la historia, y cómo hubiera querido que fuera, y cómo quisiera que fuese la psiquiatría, o la humanidad a día de hoy. A veces, la gente grita. Porque no puede más, porque se muere, pero la voz de Rossie era como un canto de libertad. Probablemente el clan K y todos los clanes poderosos que se ocultan tras seudónimos, apellidos y poderes fácticos ignoren que las locas…sabemos volar.
Happy Birthday, Mr.President.
Por Rossie, Marylin, por Frida, por Evita, por Dolores, y por todas las mujeres dulcemente molestas y dolorosamente distintas…por ella, por la locura y por aquellas personas que nos encierran en diagnósticos, etiquetas y desacreditan nuestro nombre…Que sepáis que tenemos alas. Podréis quitarnos el crédito, pero no podéis quitarnos la palabra y las ganas de molestar. El viento está a nuestro favor. Sabed que seguimos volando y que desde arriba contemplamos el Mundo como ese pequeño amasijo de cordura Belial que estáis sembrando, asustados y con la cabeza baja…castigando la diferencia porque no sabéis que una loca con alas no precisa un lóbulo frontal, ni una camisa sin fuerza. Tan solo un lienzo, una pluma, y un universo para aullar.
Happy Birthday, Mr. President. Rossie era K de Kamikaze, su apellido nunca fue otro. Nuestra celebración… la vida.
Nuestra venganza: volar….
Rosemary voló aquel día. Lo sé porque aterrizamos en la misma estrella, y desde allí os escribimos. Las chicas sin lóbulo frontal no precisamos permiso de okupa.
El Universo nos sonríe. Y nosotras…a él.