Manuel Pérez Lourido
La letra del himno
Un arrebato patriótico de Marta Sánchez, la mujer cuya forma adoptó Gurb, el inolvidable extraterrestre protagonista de una hilarante novela de Eduardo Mendoza, ha sido puesto de actualidad por culpa de un binomio explosivo. El formado, de un lado, por el vigente pulso a la unidad nacional y su correspondiente reacción en contra y por otro, por la inveterada costumbre hispana de elevar la tontería a la categoría de mayor tontería aún. Cómo será la cosa que aún se escribe sobre esto tres semanas después. Servidor no iba a hacerlo. A servidor los arrebatos líricos de Marta Sánchez todavía le traen más al pairo que sus cualidades vocales, pese a que estas superan con creces la calidad de aquellos. Solo hay que echar un vistazo: "Como tu hija llevaré ese honor, llenar cada rincón con tus rayos de sol". Lugares comunes y grandielocuencia. Lo que es la letra de un himno de toda la vida.
Claro que Marta venía de cantar, en sus años mozos, cosas como: "Cada mirada tuya rara es un puñal que se me clava". Con ese adjetivo ahí, "rara", que destroza todas las posibilidades de un verso de por sí insípido. En fin, los arrebatos líricos y patrióticos están muy bien pero a veces es mejor esperar tranquilamente a que se pasen.
Como decía, servidor iba a pasar del tema del himno. Pero basta que decidas pasar de algo para que te entre la curiosidad sobre el asunto. Así, dí en preguntarme por otras intentonas de dotar al himno español de palabras que acompañen su hortera y marcial melodía. Y averigué lo siguiente: el señor Eduardo Marquina, fecundo poeta y autor teatral, barcelonés para más señas, estuvo a punto de lograr que una letra que había perpetrado acabase engarzándose con esa música. "Púrpura y oro: bandera inmortal; en tus colores, juntas, carne y alma están", decía entre otras cosas. Lugares comunes y grandielocuencia. Lo que es la letra de un himno de toda la vida. José Mª Pemán se postuló también para letrista del himno sin letra durante la dictadura del general Franco. "Gloria a la Patria que supo seguir, sobre el azul del mar, el caminar del sol", etcétera. Lugares comunes y grandielocuencia, etcétera.
Ya en la época de José Mª Aznar, se prodigaron los intentos: Jon Juaristi, Luis Alberto de Cuenca, Abelardo Linares y Ramiro Fonte; pero ninguno de las intentos alcanzó su objetivo. Joaquín Sabina, por su parte, publicó en Interviú sus "Anteproyectos de letra para el himno nacional (con perdón)". En el "Borrador 1": Ciudadanos, ni súbditos ni amos, ni resignación ni carne de cañón" y en el "Borrador 2": Ciudadanos, ni héroes ni villanos, hijos del ayer, hay tanto por hacer". Pero tampoco.
En los últimos años hay un tal Víctor Lago postulándose como letrista del himno. Su propuesta ha tenido repercusión en cientos de medios nacionales e internacionales y ha cosechado más de doce mil firmas en Change.org. Lo siento, pero no les eximiré de la exposición a un extracto de la misma: "Fértil tierra / ríos de rojo y oro bajo el cielo azul / se funden con el mar. / Pueblo noble / de espíritu valiente y conquistador /forjado bajo el sol...". Más lugares comunes, mayor grandielocuencia si cabe.
Y da uno en pensar que si después de tantas probaturas por parte de tan ilustres firmas no será que el himno español hay que dejarlo como está. Las ventajas que se obtengan tras dotarlo de letra son mucho menores que las dificultades que presenta ese empeño. No hablemos de las barbaridades que se cantan por el mundo adelante a los compases de los himnos de turno. Y, por último, es difícil que cualquier letra a estas alturas despierte mayores adhesiones que un "lololololololó" que cualquier ciudadano de la tierra capaz de articular sonidos puede cantar.