María Biempica
Violada y deshonrada
La Audiencia Provincial de Navarra condena a los cinco acusados del caso "La manada" a nueve años de prisión por abuso sexual continuado. Y como el sistema está como está, se producen de nuevo manifestaciones por toda España en la que los ciudadanos libremente manifiestan su indignación ante tal fallo judicial. Con lo cómodo que se está en casa tomándote una cervecita.
Sin entrar en más polémicas, puesto que el mal ya está hecho, sólo me queda intentar hacer lo único que puedo desde mi humilde posición de comunicadora, pues no entra en mis planes quedarme de brazos cruzados ante tal injusticia.
Esa chica fue violada. La penetraron anal, bucal y vaginalmente sin su consentimiento varios de los acusados. La grabaron mientras padecía una de las mayores aberraciones por las que puede pasar una mujer. Y a través de esta sentencia justifican que, como no hubo violencia ni tampoco intimidación, no hubo agresión sexual. Un pequeño formalismo que básicamente dejará en libertad a estos desalmados antes de lo que nos gustaría imaginar. De ahí que existan los recursos. Benditos todos con tal de poder cambiar esta injusticia.
Muchas mujeres preferirían morir antes de vivir semejante experiencia. Y ya veremos cómo afecta este traumático suceso en la vida de una chica que lo único que pretendía era pasar una noche divertida. Que unos jueces determinen que no fue agresión lo vivido durante esos Sanfermines a esta víctima, nos hace vulnerables y desamparados a todos, ante una justicia moldeada para algunos y en la que demasiados ya no creen.
Lo malo de dictar sentencias hoy en día, es que los ciudadanos hemos dejado de ser gilipollas y ya pocas veces nos convencen. Da igual la edad que tengas, donde vivas o lo que hagas. Las mujeres siempre tenemos miedo. Convivimos con él desde niñas, pero aprendemos a disimularlo porque no queremos transmitir inferioridad, pues si partimos de la base de que nuestros padres han intentado educarnos en la igualdad, mostrar una supuesta inferioridad sería letal para poder conseguir este objetivo. El clamor ciudadano representa una nueva manera de reivindicar los derechos perdidos. Y claro que se consiguen cosas. Gracias a estas movilizaciones los jubilados acaban de conseguir una reivindicación más que merecida.
Mi único consuelo es pensar que esa chica podrá sentirse orgullosa de que tanta gente sí la crea. Y el saber que no está sola, espero que algo la alivie.
Conozco a varias mujeres violadas. La diferencia de sus relatos es que las violó una sola persona, un único monstruo. Todas me contaron, tras años de amistad y suma complicidad y confianza, que apenas pudieron defenderse. Que se quedaron paralizadas y que no consiguieron moverse. Ninguna opuso resistencia y no lograban entender lo que les estaba pasando.
Una de ellas nunca se lo contó a nadie y fue su primera relación. Un compañero de instituto mayor que ella se tomó la libertad de violarla en el camino de regreso a su casa. Y no abusó de ella, la violó, por muy desagradable que suene. No la pegó, ni tampoco utilizó un cuchillo ni ningún arma intimidatoria, eso sí, mientras se abrochaba el pantalón le dijo "Si le cuentas a alguien lo que te hice, te mato". Avergonzada y atemorizada así lo hizo, y nunca se lo contó a nadie. Tampoco lo denunció.
Muchos años después me lo contó a mí y se me partió el corazón al comprobar que seguía avergonzada. Y me pregunto, si con un solo hombre ya te quedas bloqueada ¿qué pasará por tu cerebro cuando te rodea una manada? ¿Se supone que no intimidaron a la víctima por no amenazarla de muerte? ¿De verdad creen que no hubo agresión? Si ellos mismos la estaban grabando ¿qué pretendían hacer con esas imágenes?
Es increíble que un acto tan repugnante se quede en un simple abuso sexual continuado. Pero aún más increíble es que nos impongan ese resultando y que justifiquen esa sentencia en que no hubo intimidación jurídica, aunque sí real. Lo único real es que para muchos ciudadanos, el sistema judicial es una deshonra. Ya que la valoración de la prueba no deja lugar a dudas de lo que ocurrió en ese portal. Y aunque errores los cometemos todos y fallos también, debemos unir nuestras fuerzas para luchar por una justicia más justa. Así de simple y así de posible. Y el que piense a estas alturas que no se puede cambiar el artículo 181 del Código Penal ni ninguna otra ley, es tan necio como los propios miembros de la manada.
La víctima fue intimidada, claro que sí. Fue agredida, por lo visto jurídicamente, no. Pero el día que entendamos que sumisión no es aceptación ni consentimiento, haremos leyes más justas. Debemos luchar por sentencias que no atenten contra la libertad de las mujeres, pero por encima de todo con sentencias que como mínimo no deshonren a las víctimas. Pues a una víctima ya le llega con serlo.
La propia Constitución dice que la justicia emana del pueblo. Y por todo eso y porque no es no, debemos aspirar a tener un sistema más justo para todos, rechazando pacíficamente y en las urnas este tipo de sentencias que demuestran, dicho sea de paso, una deshonra de gobernantes