Antón Cruces
Juego de tronos
Me acabo de enterar (burro de mí) de que en Marín, donde trabajo desde hace unos días, se montó hace poco un buen pollo por culpa de la televisión, ese invento del diablo.
Me cuentan en el trabajo que una tronista del programa cultural Mujeres Hombres y Viceversa es de Currás, una aldea cercana al centro de la villa marinense.
Mi compañera de trabajo me brinda más detalles y me informa de que a los vecinos de Belén, que así se llama la descastada, no les ha sentado nada bien que en el programa se definiese a Currás como una aldea.
Y yo me pregunto: ¿qué tiene de malo ser una aldea?
Al fin y al cabo Currás no es Detroit. Es una aldea y a mucha honra. En el video no parece que nadie utilice el término peyorativamente. Además hay que tener en cuenta que para los personajes de este programa todo lo que no sea la Joy Eslava es una aldea.
Intrigado por la historia acude a la hemeroteca (Google en realidad) y leo en La Voz de Galicia que una vecina, despechada por las palabras de Belén, tira de orgullo y asegura que hasta el Príncipe (también tronista pero de otra índole) conoce la aldeita de sus tiempos de estudiante en la Escuela Naval.
¡Ciudadanos de Currás! ¡Ojito con lo que decís de la Familia Real que aún os van a imputar a vosotros también!.
-¿A quen? ¿A Nóos?
No está el horno para bollos.
Lo que sí me preocupa de verdad es qué va a pasar si Don Juan Carlos se deja caer por Marín para recordar tiempos mejores, ya que el pobre monarca, aún convaleciente, la va a tener muy jodido para aparcar. No sé si la cojera cuenta como minusvalía real pero va tener más fácil cazar elefantes en Mogor que encontrar un sitio libre. ¿Saben ustedes por que?
Pues entre otras cosas por esto:
Muy bien. Dando ejemplo. Menuda jeta. Seguro que solo son unos pocos los que actuán así, de eso estoy seguro, pero mira que imagen proyectan esos pocos de la Policía Local de Marín. Anda que como se acerque el rey...
Puede que hubiese un estado de emergencia crítica, pero eran las ocho de la mañana cuando tomé esta foto y la calle estaba tan tranquila que se podía escuchar el pedo de un grillo.
Menos mal que sus compañeros les echaran una buena reprimenda para que esto no vuelva a ocurrir.
Me siento como Serpico.
Las leyes de convivencia son para todos.Para policías y tronistas también. Sobre todo para los primeros.
Salud hermanos.
17.04.2013
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