Cristina Ogando
Soy millennial, ¿y qué?
¿Ustedes saben lo que es un millennial?
Permítanme ilustrarles con una rápida descripción resumida sacada de la mayor fuente de sabiduría del planeta: la Wikipedia. «También conocida como generación Y, que engloba a los nacidos entre 1984-1994. Se les conoce como millennials y son personas que se adaptan con gran facilidad a los cambios en tecnología porque han sufrido su evolución durante los últimos treinta años. Generación caracterizada por la hiperconexión, la necesidad de auto expresarse, la salud, la inmediatez, la realidad financiera y la búsqueda de experiencias.»
Nos ha quedado a todos claro ¿verdad? Pues tengo otra pregunta para ustedes ¿Acaso tiene algo de malo pertenecer a esta generación?
Me explico.
Hace un tiempo (y con ello creo que me remito a finales de junio) se publicó un artículo super polémico en el que una periodista, cuyo nombre no importa, se quejaba de los millennial. Cabe añadir que ella se engloba en esa generación. Dicha profesional, se quejaba abiertamente de un compañero que se había negado a hacerle un trabajo a quince minutos de salir del trabajo, pues se negaba a trabajar más de las horas preestablecidas sin cobrar. También alegaba que los millennial tendían a creerse especiales con su graduado, máster y dos idiomas. Que cómo era posible que un niñato tuviera la desfachatez de decirle eso a alguien que se había pasado los últimos siete años cobrando una mierda de sueldo. A los millenials se les ha dado todo hecho y no conocemos el fracaso.
Y yo hoy le quiero decir a esa encantadora periodista, que no sabe absolutamente nada.
Verán, como esta mujer hay cientos de artículos que hablan pestes de esta generación. ¿Por qué? La verdad, ni idea. Cada generación se queja de la que viene después y seguirá siendo así. En la universidad solíamos bromear que nuestros bisnietos apreciarían la Ciudad de la Cultura de Santiago porque nosotros éramos incapaces. Aún lo sigo dudando, si les soy sincera.
Pero no se confundan. Está muy bien que existan estos roces, porque significa que la sociedad evoluciona. El problema es cuando estos roces se convierten en un estigma. Se ha cargado contra esta generación de forma indiscriminada y siempre he pensado que ha sido por falta de comunicación. Vamos, como todos los grandes problemas de la humanidad. La guerra de Troya también fue por falta de comunicación entre Helena y Menelao ¿no lo sabían?
No me voy a quejar de que esta mujer critique a su compañero por querer trabajar lo que se le paga debido a sus titulaciones. Es decir ¡ojalá me pagaran por estas líneas! Pero es lo que hay. Seis años de experiencia en medios digitales de gorra, un grado, dos másteres y tres idiomas (sí, soy gallega. Son tres) para seguir en el paro. Porque por supuesto, los millennials no sabemos lo que es el rechazo según esa mujer. Que se lo diga a los cientos de jóvenes que han tenido que emigrar. Nuestro talento se va por las fronteras, señores del Gobierno, porque aquí han sido rechazados. Cierto… que los millennials no sabemos lo que es eso porque para nada, pero para nada, estamos pagando las consecuencias de la crisis.
Lo que más me enfurece, por decir algo, es que ella piensa que hemos sido criados entre sedas y algodones. No sabemos lo que es el fracaso y a mi me gustaría invitarla a ver mi bandeja de entrada del correo electrónico, con sus cientos de e-mails de rechazos de todo tipo de trabajos, redacciones, editoriales y museos.
Por favor, adelante, la entrada es libre. Porque a nosotros no se nos dio nada hecho. Lo hicimos. Es tan fácil argumentar que somos los afortunados por vivir en la era de la tecnología, por nuestra gran capacidad de adaptación. De eso nada. Tuvimos que aprender a adaptarnos o algunos lo consiguieron porque personalmente, no tengo ni idea de como funcionan las smartTV. Nadie se sentó con nosotros a enseñarnos como quien enseña matemáticas. No había quien.
Se juzga, se apunta con el dedo porque es muy fácil y nadie se para a mirar que solo es una generación más. Mejor o peor no importa, solo diferente. Esta no es la generación de mi abuela, o la de mis padres y seguramente, mis sobrinos vivirán otra muy diferente a la mía. Y eso no es malo. Jamás escuché a mi abuela quejarse de la generación de mi madre, pero por el contrario, si que he escuchado a muchos adultos quejarse de la mía. Así que, si usted es uno de esos adultos, por favor, explíquemelo ¿qué hay de malo en vivir esta generación como la etapa de transición que es?