
Bernardo Sartier
Generación Valtonyc
Investigan el máster de Franco, regalo de Álvarez Conde. Álvarez Conde impartía sus mejores lecciones a bogavantes en marisquerías caras. A Pedro Sánchez quieren los fachas desenterrarlo de la cripta de Moncloa e inhumarlo en la Universidad. Sánchez ya organiza visitas guiadas a su mausoleo. Maduro se come el hambre de los venezolanos, Stormy Daniels dice que Trump tiene la picha pequeña e Iglesias invoca a la patria para afear a Aznar, cuya arrogancia de serie recuerda el sobaco de una cucaracha.
Iglesias invocando la patria suena a Torra vestido de general Sanjurjo, porque Pablo no acIara si Catalonia freedom va en el lote patriótico. Iglesias interrogó a Aznar y luego fue el turno de Rufián, que es como un tuitero recitando coplas de ciego. Twitter es la síntesis diarreica del columnismo y Rufián se desenvuelve ahí mejor que una bacteria intestinal. Rufián interrogando es como Falete haciendo de Rambo.
Mientras, el gobierno vende bombas inteligentes. Deberían cesar a la portavoz del gobierno y nombrar a una bomba inteligente para dar las ruedas de prensa, porque los portavoces del gobierno que decían cosas sensatas se acabaron con Eduardo Sotillos. Sotillos era serio y comedido. Sotillos sabía leer, escribir y algo de cuentas. El graduado escolar de Sotillos era auténtico.
Las bombas inteligentes son bombas con gran coeficiente intelectual (vaya usted a saber si no estudiaron en Salamanca) que van pidiendo por ahí el carnet de identidad antes de arrancarle los cojones de cuajo alguien: oiga, soy una bomba y vengo a hacerlo volar por los aires ¿no será usted, por un casual, yemení?. Parece Gila, pero es el Gobierno de España.
Tampoco sería malo que una bomba inteligente sustituyese a Borrell en Exteriores. Borrell pasó de avanzadilla de las Españas en el independentismo a letrado del turno de oficio de Junqueras, a ver si lo saca de la trena. Borrell empieza a ser mayor y a esas edades más que la unidad de España preocupa la próstata.
Simancas también interrogó en la comisión parlamentaria, que preside con mascarilla el pocero Quevedo. Simancas va de maletilla desde que le birlaron la presidencia de la CAM. Asume su papel y le da igual irle al quite a Lagartijo Chico que al Niño del Trabuco. Simancas es tan estupendo lugarteniente que no pregunta, conmina: pida usted perdón; y Aznar contesta respetuoso: no me sale de los huevos; luego, añade versallesco JM: ustedes tienen más procesados por lo ERE que el PP en la Gürtel; y remata la faena, Che Mari, con una estocada hasta el corvejón: discúlpense ustedes por Filesa. Y colorín.
Se fue Aznar ladrando su rencor reactivo, su legítima defensa: me he divertido mucho, dijo. Antes, Rufián le había recordado a Couso. Pero Aznar calló porque cree que la muerte dolorosa de Couso es algo que hay que asumir como gaje del oficio. Al cirujano puede salpicarle sangre un infectado de VIH, desplomársele un tabique a un obrero del Ritz o a un periodista de guerra llevárselo por delante una bomba.
Lo explicó Pérez Reverte. Uno no va de reportero a fotografiar la guerra como si fuera de mojitos a Punta Cana, sino a jugarse al bingo su existencia. Lo paga la nómina en concepto de peligrosidad, que es con la que habría que retribuir a Sánchez por contar con Margarita Robles en su gobierno. Chus Lampreave le cotilleaba a una vecina en “La Flor de mi secreto” que otros tenían hepatitis o piorrea y que ella tenía a su hija, que era chinchona, desempleada y fea. Su hija era Rosy de Palma. Sánchez tiene a Margarita, que toma decisiones pensando que aún es jueza
El juez no necesita más coordinación que consigo mismo, pero un gobierno precisa intercomunicación. Por poco, Margarita deja a Sánchez sin seis mil empleos, menos diputados de los que aún tiene y con los pishas de la bahía gaditana haciéndole una chirigota con neumáticos quemados. Margarita dijo que se siente respaldada y parecía Machín, el del Sevilla, diciendo que tiene la confianza de la directiva, que ya se sabe que la ratificación es la antesala del cese. No sé como jueza, pero como ministra de defensa Margarita debería remembrar el proverbio ruso: al mal bailarín, hasta los huevos le estorban para danzar.
O sea que a Margarita el Lago de los cisnes se le convirtió en la Charca de las miñocas y se fue a descansar unos días, conmocionada por las lisonjas que Sánchez le dedicó en El Objetivo cuando la Pastor le ajustó el nudo corredizo. Luego, interrogada por la prensa acerca de si se sentía desautorizada por Sánchez dijo que no, que son un equipo. Tiene razón. Un equipo, pero de pretemporada en una pachanga: desajustado y buscando el lucimiento individual.
El único español centrado en estos momentos es Rafa Mora. Rafa Mora es un tronista telecinquero de músculos tan ostentosos como exigua instrucción académica. Móvil de última generación y acicalamiento estético extremo. Una especie de Valtonyc vigorizado pero con un viaje neuronal más intenso que el del rapero, de suyo lento.
Baltonyc, amén de paradiño, es también partidario de la libertad de expresión. Baltonyc es un disléxico pensante porque se contradice sin arrobo. Dice que en España no hay democracia, pero que estuvo bien matar a Carrero para que la haya. En qué quedamos, Don Valtonyc: ¿Hay o no democracia en España? Ya digo, Rafa, al lado de Valtonyc, Heguel. Sincero, Rafa expresó el otro día una verdad que a lo mejor merece ser extendida más allá de su quinta. Tomen nota: “mi generación es como la del 27, pero en subnormal”.