Cristina Ogando
El alarmismo por el Artículo 13
¿Han entrado recientemente en Youtube?
Sí, ya saben, la plataforma de videos más grande del mundo y que todos en alguna ocasión de nuestra vida hemos usado. Ya sea para tutoriales sobre como instalar un programa o hacer un jardín bonito, recetas de cocina, análisis increíblemente exhaustivos de grandes obras musicales y, por supuesto, el favorito de todos: ver videos de gatitos.
Pero es que últimamente ha pasado… algo.
Todo empezó con un aviso en la esquina izquierda que rezaba «Más información sobre el Artículo 13». Como buena usuaria de Internet, le di a ignorar prestándole la misma atención que a una pantalla emergente de publicidad. Pero es que la cosa no quedó ahí.
Como setas, en la página de inicio empezaron a salir videos y videos de gente hablando del dichoso artículo con títulos tan maravillosos como «me van a cerrar el canal», «el fin de la libertad» y mi preferido «el fin de Internet».
¿Qué cona está pasando?
Los tonos de los creadores y de los artículos eran tan alarmistas que en mi cabeza se desarrolló la escena del Titanic cuando estaba punto de hundirse. Gente corriendo, gritando sin control y tirándose de los pelos mientras la orquesta sigue tocando hasta el último momento. Adiós gifs, adiós memes, adiós videos de gatitos. Adiós Melo Moreno, no sé cuándo nos veremos.
Esto dio paso a la rabia y la frustración contra el poder establecido. Maldita Unión Europea que se atreve a coartar mi libertad de expresión. Nadie toca Internet, nadie tiene el derecho a decirme lo que puedo y lo que no puedo usar. ¡Por la libertad!, al más puro estilo de Braveheart.
Y tras eso, vino el sentido común. Me puse mi toga invisible de abogada sin licencia y me fui al meollo de la cuestión, que no es otra cosa que la Directiva de derechos de autor de la Unión Europea votada el septiembre pasado y que modifica la anterior directiva del 2001 versada sobre el mismo tema. Cabe aclarar, que dicha directiva no es más que un borrador a la espera de negociaciones para su versión final, votarla a principios de 2019 y comenzar a hacerla efectiva en los siguientes cinco años en caso de ser aprobada una vez más. Es como la directiva de Schrodinger; está, pero no está. No es más que el germen de algo que ha levantado una alarma social acojonante.
La cuestión es que obviamente no soy abogada. Mi familia en algún momento de mi vida, al ver mi amor por las letras, intentó que me fuera por ese camino. Yo doy gracias a que el derecho y yo nunca llegamos a cuajar, porque leer estos textos jurídicos es la maldita muerte. Como leer a Ken Follet multiplicado por mil.
Al margen de mi poco amor por los textos jurídicos, es obvio que la desinformación es muy real. No es la primera vez que ustedes y yo hablamos de que los medios de comunicación se aprovechan mucho de su poder de audiencia para colarnos ciertas ideas si se dicen de la forma adecuada. Es muy fácil conseguir que nos alarmemos, yo me alarmé al ver todo ese caos. Lo importante es parar, sentarte e investigar. Y aunque jamás tendremos una idea completa de lo que sucede, debemos recordar que hay que hacer el esfuerzo para aprender la verdad. Y ese fue mi ejercicio cuando me enfrenté al tema del Artículo 13.
Como rápida explicación, lo que pretende esta directiva es unificar. En la Unión Europea somos 28 estados miembros (todavía cuento a Reino Unido, sí). Cada uno tiene una forma diferente de tratar los derechos de autor. De esta manera, al menos en el ámbito digital, todos pasamos por el mismo corte. Porque admitámoslo, no sabemos utilizar Internet. Al menos en España, es absurdamente fácil piratear y hacerse con material de terceros. Y aunque lo ideal sería que aquellos anuncios del cine de «No robarías un coche. No robarías un bolso. La piratería está mal» hubieran funcionado, les vuelvo a repetir, que la realidad es muy diferente. No sabemos respetar a los creadores, no tenemos control y así es que Internet es caos.
Por eso ahora llega el Artículo 13 que dice, a modo de resumen, que ahora si alguien sube a alguna plataforma material de terceros, cuando antes era culpa tuya, ahora es de la plataforma. ¡Aja! Por eso la alarma. ¿De verdad se creen que esas grandes empresas de la comunicación quieren esa responsabilidad? Ahora es culpa suya si el idiota de turno ha subido una película entera a su servidor o si alguien escribe un artículo completo sin citar la fuente. Ya saben, el plagio que Pablo Casado persigue en sueños.
Las plataformas para hacer efectiva esta directiva, advierten que tendrán que hacer sus filtros más agresivos para evitar las multas y que esto ocasionará que no podamos tener el contenido como lo teníamos hasta ahora. Esto, aunque jode, es razonable. El filtro anti-copyright no es más que un algoritmo que hace lo que se le pide. A día de hoy, la tecnología no es tan avanzada como para lidiar con toda la información que se vuelca sobre la red y poder diseminarla adecuadamente. En esto tengo que darles la razón y es por eso que espero que rehagan dicho artículo para ser un poco más consecuentes con las limitaciones. Más que nada, porque el filtro podría amenazar lo relativo al Artículo 11 de la misma directiva, en la que se habla sobre el llamado fair use, o lo que viene a ser lo mismo, el uso adecuado con fines educativos, científicos o de divulgación de material de terceros. Gifs, parodias, memes, profesores en videos explicando términos…,vamos, que Jaime Altozano seguirá teniendo los mismos problemas que hasta ahora con sus análisis musicales. Tal vez incluso más si el filtro se pone en modo agresivo.
Pero hasta aquí.
El resto de la directiva no habla en ningún momento del cierre de plataformas, del cierre de Internet Europa y, por supuesto, no afectará a todo aquello ya subido que albergue contenido de terceros. Otra cosa es que las grandes empresas quieran hacer limpieza preventiva porque han permitido ciertas violaciones. Ahí ya no me meto. Es que no me puedo meter tanto en una directiva cuya finalidad no es otra que proteger el contenido de creadores como servidora, lo cual es maravilloso. Excepto por ese maldito y mal escrito Artículo 13 que es algo abstracto lo demás nos viene de puta madre. Si me permiten la expresión.
Actualmente, Internet es caos y es el momento que llegue, como llaman los académicos, la llamada Web 3.0. Que consiste básicamente en ordenar lo que la red alberga, regular el desorden y hacerlo justo. Si es que la justicia existe.
Entonces, después de esta charla de jurista venida a más estarán pensando ¿cuál es el problema?
Eso es lo más fácil de este artículo. El dinero.
Los que presionaron para la creación de dicha directiva, no son más que las grandísimas empresas. Sobre todo relacionadas con la música, que acusaban a las plataformas de la red (sobre todo a Youtube y por extensión a Google) de que no les pagaban lo suficiente en derechos de autor por sus éxitos cuando Spotify era un santo. Ya saben, la típica comparación entre hermanos. Si mal no recuerdo, aquí tuvimos un problema parecido cuando Google News se vio obligada a cerrar en España porque los medios decían que no percibían suficiente pasta por dejar que la plataforma publicara sus contenidos.
La cuestión, y como cada día puedo ver con más claridad, todo se mueve por el dinero. No importa que instigues una increíble alarma social con artículos y artículos desinformados sobre el tema y hacer creer a la gente que vas a desaparecer de su zona mundial, si al final consigues deshacerte de la norma que te hará responsable de lo que ocurra en tu plataforma. Y, lo más importante, que te libres de pagar.