Milagros Domínguez García
No se puede llamar mal gusto a lo que atenta contra la dignidad y la educación
Estoy convencida de que el lenguaje es una de las mejores herramientas que posee el ser humano, única especie dotada de esa capacidad.
El lenguaje está regido y gobernado por el órgano por excelencia, el cerebro; pero sin duda alguna, el uso que se haga de él dependerá directamente de las necesidades, experiencias vitales y circunstancias que rodeen a la persona.
Una de estas circunstancias de las que hablo es la educación, la que se recibe a través de la familia y del entorno en general. También influirá la educación académica, pero curiosamente, esta, no es necesaria tenerla para ser alguien educado, y hacer un uso inteligente, prudente, ético, correcto y respetuoso del lenguaje.
En estos días he visto una frase en los medios de comunicación que encabezaba un photocall de una celebración, y reza así : "También follamos gordas".
Al margen de cuestiones de igualdad, de feminismo, de machismo, querría hacer una reflexión solamente refiriéndome al uso del lenguaje.
Decía al principio que el lenguaje es una herramienta, pero también podría ser un arma. Con él podemos edificar y construir, pero también humillar, destruir y atentar contra la dignidad de las personas, hombres y mujeres.
El lenguaje es un transmisor de nuestras experiencias, inquietudes y estados de ánimo. Con él se pueden transmitir emociones de todo tipo, desde el más profundo y edificante amor, hasta el rencor u odio más acérrimo; y además con su uso denostar a una persona o colectivo.
Es importante recordar que con el lenguaje también se EDUCA a nuestros hijos. Somos para los pequeños un espejo donde mirarse, donde ellos buscan referencia y referente, y también protección. Es nuestra obligación darles seguridad y alejarlos de actitudes soeces y burdas que transmitimos también a través del lenguaje.
En nuestra libertad está el uso que le demos y lo que queremos transmitir, lo que queremos sembrar. Tenemos una inmensa superficie donde podríamos plantar y cosechar buenos sentimientos, cordialidad, bondad, comprensión, diálogo... pero hay quien elige cubrir ese terreno de minas, que lo único que traerán es malestar, dolor, destrucción y mala educación.
Quizá los autores de esa frase no han tenido opción ni educación emocional suficiente como para darse cuenta de lo chirriante, obscena, grosera e hiriente que resulta. Quizá no hayan valorado que otros seres dotados de más sensibilidad que ellos puedan sentirse dañados, y esto demostraría que la falta de empatía es una amenaza para los seres humanos. El no tener la capacidad de ponerse en el lugar de otros e intentar comprender sus emociones podría ser un síntoma de una naturaleza egoísta y mal educada.
Lamento profundamente que durante los 10 años que llevan utilizando esa frase como "logo" y con la que sienten identificados, no hayan procurado para ellos y para su entorno un espacio más cálido en cuanto a humanidad y más apto para la evolución personal.
Surgimos de una célula y tras siglos de evolución, hoy, los humanos podemos erigirnos como un ser de gran proyección. Cuestiones así, hacen me plantee si esa evolución se ha dado por igual a todos, o por alguna mutación de ese proceso existan seres humanos con la sensibilidad de una ameba, y como seres unicelulares que son, incapaces de tener y dar una mejor proyección. Quizá al ser un grupo numeroso, (y según esgrimen en los medios a modo de explicación), compartir el gusto por esta frase con sus parejas, podría dar una pista a los científicos sobre el desarrollo de las células y además hacer cierta una frase de mi abuela..."Dios los cría y ellos se juntan".
Personalmente prefiero identificarme con frases respetuosas. Frases que transmitan respeto, y positividad a mi misma, como ser humano en plena evolución y a quienes reciben mis palabras.
Les pediría a los autores que reflexionasen y pensasen si es eso lo que quieren transmitir, si de verdad es lo que llevan dentro, y que valoren si no sería más adecuado mejorar el entorno con algo más respetuoso, edificante y ser referente y referencia para cuando caiga en sus manos la responsabilidad de educar.
Me atrevo a hacerles una propuesta para un nuevo eslogan... " Somos mejores que ayer"