Pedro De Lorenzo y Macías
¡Afilador y paragüero! Su historia, su leyenda.
Fotografías y comentarios: Xoaquín Gómez Fernández.
Ya instalado en nuestra barriada de Fuente Santa, los niños creamos pandas con los de la misma edad. Hubo varias discusiones y se decidió respetarse y cada panda a lo suyo.
¡Sábado, y muy temprano! ¡Fuiiiii! ¡AFILADOR Y PARAGÜERO! Saltamos de gatunos y su canto, su silbato, nos llevó a donde se ubicaba; como los cuentos de Hamelin. ¡Allí estaba! ¡Fuiiii.., AFILADOR Y PARAGÜERO!
- Ese silbato no es de caña y es bastante raro.
- ¡Bendita curiosidad! Esto se llama apito o "chifre"; tiene varios tubos de boj, diferentes. Lo usan los castradores en las aldeas para anunciarse; los afiladores, que nos dedicamos a afilar navajas, cuchillos y a componer fuentes, barreños y paraguas. Suena de maravilla.
Era joven, alegre, chicharatero, galante y atractivo. Vestía pantalón de pana, chaqueta, zuecos gallegos y visera de Orensano. El género femenino se presentó con instrumentos para afilar, ollas y paraguas a reparar. Me impactó. Volvía por semana y logré que me contratase: buscaba trabajo, recibiendo propinas por los demandantes y por él, que era generoso. Nos iba comentando: "los afiladores recorrían los caminos con sus ruedas de afilar para ganarse el pan. Lo hacíamos andando".
Pasaba todo el día en la barriada, arreglando y afilando utensilios. Cantaba, y lo hacía de maravilla. Casi todos los chiquillos le escuchábamos, lleno de contento. Imitaba a Machín, Molina, Jorge Negrete…
Me ausenté de mi barrio, de mis amigos. Lejos, siempre recordaba aquel alegre paragüero. Pasaron años. Hace poco, me presentaron a Xoaquin Gómez Fernández. ¡La vida es un pañuelo! Es el afilador de mi infancia. Sigue siendo divertido y con un excelente humor. Es miembro del Orfeón Pontus Veteris y de otros grupos. Un gran tenor. Cariñosamente le denominan "Plácido Domingo". Ante mi curiosidad, nos relata:
- Estando en una de mis visitas del oficio, se me acercó Plácido Domingo, solicitando que le diese la alternativa. Le dije: "Tú, al Bell Canto; yo, a afilar".
"Todos los afiladores que se establecieron en Pontevedra proceden de Faramontaos, una aldea en el municipio de Nogueira de Ramoin. Para tan duro oficio solo se necesitaba la Rueda de Afiliar, con su cajón de herramientas y unas zapatillas. Recorrían los caminos durante meses, en soledad. Las grandes ausencias del hogar crearon un vínculo entre ellos, con un argot propio "El barallete".
Fotografía: ©Xoaquín Gómez Fernández.
Nuestra figura de afilador inspiró a artistas, escritores, formando parte del tipismo y folclore de nuestro entorno. Hay en el museo de Leningrado un cuadro de un pintor orensano, del siglo XVII, Antonio Puga. En 1957 Antonio Faílde esculpe dos pequeños grupos de afiladores en piedra que adornó la nueva estación de San Francisco.
Representan al afilador trabajando, rodeado de miradas curiosas de niños. Hay otros monumentos que lo representa sentado, cubierto con un gran paraguas, trabajando con la zafra, un yunque pequeño; en su compañía un joven aprendiz.
En 1960 Antonio Failde le encargan la confección de un mural para un pabellón en la Feria del Campo de Madrid. Se sirve del afilador para ensalzar los trabajos agrícolas. Un estilo muy depurado, con poca espontaneidad.
¡Ya nos cansamos los del pueblo! Nuestras tranquilas sugerencias dieron su fruto. En 1971 se abre un concurso de maquetas para nuestro monumento. Concurren varios artistas. Gana Buciños. El proyecto ascendió a cuatrocientas mil pesetas. Lo talló en bronce con un pedestal de piedra. Plasma al afilador encorvado sobre la rueda. ¡Mirad que realismo! En su vestimenta, la amplia camisola, la boina, como símbolos de identidad de nuestra profesión".
- ¡Vaya, vaya! Tú, con visera de emigrante. Yo así te recuerdo.
"La visera era más atractiva para el oficio. Te daba un toque de modernidad. ¡Bebed y callad! Otro escultor Orensano, Xosé Cid talla otra para Santiago, en los años 70. El ayuntamiento Orensano, en los años 90, le encarga una escultura para una de sus calles. Se inaugura en el umbral del siglo XXI. Lo representa con su rueda de afilar, anunciando su presencia con el apito (Chifre). Nuestro oficio ambulante ya había desaparecido".
- ¡Maestro, otra ronda! Se quedó deshidratado. ¡Mira, Plácido, cuenta tu historia, la de tu padre, abuelo! ¿Cómo os instalasteis en Pontevedra?
"¡Tranquilos! Cuentan nuestros mayores que aquellos años eran de escasez y de grandes necesidades. A finalizar las cosechas, en septiembre, los hombres cogían su piedra de afilar, su boina y unas zapatillas. ¡A recorrer caminos para ganar unos reales! Los inviernos eran muy duros; sobre todo en la montaña. En Galicia tuvieron menos problemas, ya que los gallegos, de antes, eran acogedores y humanos. Los dejaban dormir en el pajar. Ellos le arreglaban utensilios, los afilaban. Los despedían, con comida, con ropa de abrigo, con corozas para la lluvia y.. ¡de camino de nuevo!
Los que hicieron camino a otros pueblos sufrieron de lo lindo, por dos motivos: ser orensanos y afilar mejor que ellos. Así nos cantaba Rosalía:
"Castelans de Castella,
Tratade ben os galegos.
Cando van, van como rosas,
Cando ven, ven como negros."
- ¡Deja la poesía y cuéntanos tu vida!
- ¡Jefe, otra ronda! ¡Ya está bien! Mañana sigo con el relato. A las doce, aquí, en las Rejas
Pedro de Lorenzo y Macías.
NOTA: EN BREVE SALDRÁ EL SEGUNDO EPISODIO.