Beatriz Suárez-Vence Castro
El problema
La muerte de Julen nos ha helado a todos el corazón. Independientemente de las circunstancias, cuando un niño se muere, ese dolor desgarrador es indiscutible.
Sin embargo, se puede opinar sobre las circunstancias que lo rodean, dejando el dolor, sobre todo el de sus padres, a un lado.
Cuántas veces hemos oído "Hasta que no sucede una desgracia, aquí no se arregla nada".
Ese aquí, quiere decir España. Somos un país con valores tan buenos como el de la solidaridad que ha mostrado el pueblo de Totalán, y el de tantos otros lugares, cuando ha habido una desgracia. Como el del valor de todos y cada uno de los trabajadores que, arriesgando su propia vida, han bajado al pozo donde estaba el niño Julen. Sin embargo , además de todo lo bueno, tenemos un problema muy grave: nos pasamos la ley por el forro. En la mayoría de los casos el motivo es que cuesta dinero.
La muerte de Julen es una desgracia, pero el problema es otro. Acabadas las tareas de rescate, las autoridades han pedido que todo aquel que tenga un pozo similar en su finca, lo cierre. Que haya tenido que pedirse semejante obviedad debería hacernos caer la cara de la vergüenza.
Cuando se hace una obra, debe hacerse con todos los permisos pertinentes. Las licencias no están ahí para cumplir el capricho de quien las concede, sino porque las reglas garantizan la seguridad. Hay que desembolsar dinero para obtenerlas porque hasta que no nos inventemos otro sistema mejor, así funciona. Pero en España el que paga por hacer una obra viene a ser algo así como el tonto del pueblo.
Escribo de lo que sé. Tuve durante dos años en Pontevedra una academia de Inglés. Las academias se consideran espacios de pública concurrencia, igual que todos aquellos en los que exista la posibilidad de que concurran más de doce personas a la vez, por lo tanto el sistema de evacuación implica que el local cumpla una serie de requisitos que no voy a enumerar aquí pero que les aseguro que cumplía. Y también les puedo asegurar que muchos otros locales de la misma condición, no cumplen. Unos pocos, sí. Esos pocos se han rascado el bolsillo para evitar que, por ponerles un ejemplo, si se produce un incendio en el local, tanto los niños como los adultos puedan ser evacuados en el menor tiempo posible, sin obstáculos físicos que lo impidan. Aquí, ese aquí que mencionaba arriba, pensamos que eso nunca va a pasar. Igual que, probablemente, pensaban quienes construyeron el pozo al que cayó Julen.
Además de la parte económica a la hora de decidir si hacemos o no obras legales, está la que nosotros creemos que "no merece la pena". Los locales y edificios tienen que estar adaptados a la Ley de Accesibilidad desde el año 2013. Algunos se están adaptando aún ahora, aunque haya vecinos en el inmueble que necesiten una silla de ruedas desde muchos años atrás.
Tengo varios amigos técnicos en Prevención de Riesgos Laborales y Seguridad e Higiene en el trabajo y no se imaginan lo que tienen que pelear para que su Departamento, que hasta hace no mucho en España no existía, sea tenido en cuenta dentro de su empresa, tanto por los empresarios como por los trabajadores. Se considera menos necesario que los demás.
Hay leyes que pueden resultarnos injustas, pero nunca debemos enjuiciar las que se crean para evitar poner en peligro una vida humana. Aunque sea solo una. Las leyes abusivas, que las hay, a mi entender, como por ejemplo la del Trabajo Autónomo en España o el Impuesto de Sucesiones, deben recurrirse para que puedan modificarse. Pero la solución pasa por insistir en que sean modificadas, no por desobedecerlas.
Si las desobedecemos no solo no arreglamos nada, sino que además provocamos un problema mayor e incurrimos también en una falta de respeto, no hacia el legislador, a quien no va afectar en absoluto tal incumplimiento, si no- y eso es lo más grave- hacia el ciudadano que sí las cumple.
Quienes se avienen a cumplirlas no lo hacen porque les sobre el dinero para pagar lo que se exige. Lo hacen porque tienen conciencia social. Y sí, la conciencia social, esa a la que hipócritamente se apela en otros foros, también significa cumplir una ley que se ha hecho por el bien de todos.
Toda rebeldía está a mi modo de ver justificada cuando no hace daño. Cuando hace daño, no es rebeldía; es estupidez.
Nos escudamos en que "los políticos" no cumplen la ley para no cumplirla nosotros tampoco.
Si queremos contar como pueblo debemos empezar por asumir nuestra propia responsabilidad porque todos la tenemos. Todos somos "políticos" en nuestra ciudad, en nuestro pueblo, en nuestro entorno más cercano. Los problemas que está al alcance de nuestra mano evitar, son muchísimos.
La conciencia social, que consiste también en hacer la convivencia más agradable y más segura, no puede venir dada por miedo a que nos multen si no pagamos. Tiene que llegar desde el convencimiento de que es lo mejor para nosotros y, en ese nosotros, incluir a los demás.
Recuerdo que una alumna de ocho años me preguntó una vez si el material que se rompía había que pagarlo. Le habían enseñado que lo peor de romper las cosas es que luego hay que pagarlas y por eso hay que tratar de no hacerlo. Nadie le había explicado, al parecer, que hay que tratarlas bien porque no las utiliza solo ella, incluso aunque el centro donde estudie sea privado.
Somos muy selectivos para hablar de dinero. No está bien visto hablar del dinero que ha costado el rescate de Julen. Y ha costado, según el Presidente del Colegio de Geólogos de España, 100.000 euros diarios. Es mucho dinero por algo que se habría podido evitar si no hubiese habido un pozo que no reunía las normas más elementales de seguridad.
Otra cuestión es que, sabiendo que había un niño dentro, todos hubiésemos querido bajar para sacarlo si hubiésemos podido. O que lo hayamos pagado porque nos duele menos que la pérdida de una vida. Por supuesto que sí. Ese no es el problema porque la mayoría de la gente tiene corazón.
Tampoco es el problema que los políticos roben más que lo que ha costado el rescate. Eso es demagogia.
La muerte de Julen tampoco es el problema: Es una desgracia horrenda.
El problema ha sido desde el principio un pozo sin tapar. El problema son los muchos que quedan en las mismas condiciones.
Nadie es culpable, pero todos somos responsables.