Manuel Pérez Lourido
Cosas de campaña
Vamos a exponer la situación preelectoral desde el ángulo de las miserias de los partidos. Un poco por ser un pelín miserables y un poco porque el morbo vende más. Comencemos por el partido que gobierna. La estrategia electoral de Sánchez está inspirada en una película de Berlanga, "Los jueves milagro", solo que el PSOE lo ha cambiado por los viernes, igual por aquello del plagio. Y así los viernes anuncia medidas de última hora, vía decreto ley. Nada que no hubiesen hecho los gobiernos precedentes en el tiempo de descuento, pero más organizado y publicitado. Y lo hacen a conciencia: ya han anunciado por decimosexta vez en lo que va de legislatura la exhumación de Franco. Ahora con una antítesis maravillosa: dicen que el acto será en la intimidad, sin cámaras ni prensa, pero indican el día exacto y casi la hora.
Es el electoral un tiempo de escabechinas dentro de los partidos. El momento de ajustar cuentas, de poner los puntos sobre las íes, de que la sangre llegue al río... todas las grandes formaciones están utilizando la confección de listas para purgar elementos no afines a la causa de sus líderes. Da igual el color, es una práctica muy práctica y la usan todos y todas. Susana Díaz no pudo aguantarse el cabreo y le dijo a Sánchez que "tomaba nota". No se me ocurre amenaza más truculenta. Es digna de un guión de "Viernes 13". Alguien testarudo escribiendo con limpia caligrafía (o no, quién sabe) en las hojas, a poder ser grasientas, de una libretita en cuya tapa luce un puño y una rosa. Mimá. Eso sí, como Sánchez tenga éxito, la andaluza hará las maletas.
Podemos afronta sus días más oscuros. Rectifico. Pablo Iglesias afronta sus días más oscuros. O sea, estaba bien como dije antes. Cómo debe andar la cosa para que el tandem Iglesias-Montero anuncie que "pronto el líder de Podemos será una mujer". Bueno, Irene Montero lo anunció así porque quedaba mal decir: "pronto la líder de Podemos seré yo". De la envergadura del próximo batacazo depende la verdadera dimensión de ese "pronto".
Ciudadanos, como tiene que ser en un partido cuyo líder arrancó en esto de la política con un desnudo integral en un cartel de campaña, aboga por la primarias en clara demostración de que no tienen nada que ocultar, ni en los carteles de campaña ni en la elaboración de listas. Luego está el pequeño detalle, para los malévolos, del voto telemático para que salga la candidata oficialista (una tránsfuga del PSOE) en Castilla y León. El candidato defenestrado dice que no le da la gana y, tras amenazar con los tribunales, aparece otra vez de primero en la fila. A veces no conviene ir por ahí voceando que eres la crema de la democracia o el inventor de la misma. Además, no hace falta dar voces cuando colocas de número 2 por Madrid al ex-presidente de Coca-Cola: ya lo estás diciendo todo. Siguiendo con Ciudadanos, o sea, haciendo un poco más de sangre: ¿es el feminismo liberal un feminismo de baja intesidad, un feminismo con sordina, una tapa de gambas? Nadie parece saberlo pero a nadie importa. Para los inventores del binomio de palabras, el objetivo está alcanzado: se trata de distinguirse del feminismo que abandera Podemos o el PSOE. Estamos ante la invención de un modelo de feminismo para cada partido político. Ya lo decía el cantar de Mio Cid: "Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras".
Cuatro guardias civiles condenados por el 23F fueron condecorados en nueve ocasiones tras el golpe fallido. Esta noticica, antes de Vox, no encajaría dentro de ningún análisis preelectoral. Ahora todo puede pasar, puede ser mi gran noche que decía Raphael. Vox no se prodiga en los medios de comunicación convencionales, se centra (es una expresión desafortunada, lo sé) en las redes sociales. En las pocas ocasiones que he visto hablar a alguien de Vox en televisión siempre me ha sobrecogido el deseo de ponerme firmes y gritar: "Señor, sí señor". Cosas mías. Aunque de hecho están fichando a generales o ex-generales (hay cosas no hay por qué saber) que firmaron manifiestos de adhesión a Franco. Demasiado modernos para mi gusto.
Del PP no hay mucho que decir. Basta con escuchar a Casado y conseguir luego un buen máxilo-facial que te cierre la boca. La penúltima es que quería hacer del PP un partido orgulloso de su pasado. Nada que regenerar, nada de que arrepentirse, aunque el pasado reciente esté ligado a las instituciones penitenciarias españolas. Esto recuerda cuando un periodista de la 3 le preguntó por la moción de censura y Casado dijo que, salvo para Sánchez, las mociones de censura se hacen para ganarlas. Sudando, el reportero le recordó que Sánchez había ganado la suya. Casado replicó "ya sé, ya sé" y murieron tres pajaritos.
Ya en clave autonómica, al Bloque que, para aspirar a ser relevante, ha de contar a la fuerza con votos que procedan de sectores no independentistas, les hace un flaco favor el fervor independentista catalán, imposible de trasvasar a Galicia.
Lo de las Mareas en cambio es más sencillo de entender porque no hay quien lo entienda. Es imposible no acabar mareado con tanto movimiento, desencuentro, desamor, deserción, despiporre... Sin duda funcionan mucho mejor en el ámbito local que en el autonómico.
Ah, y parece que el Chelsea tiene intención de exprimir a Florentino con la venta de su estrella, Hazard. Y esto lo ponemos aquí porque, ya se sabe, todo es política.