Roberto C. Agís Balboa
La leyenda de San Ero de Armenteira
Muchos conocerán el famoso Monasterio de Armenteira (Meis). Comento esto porque el día 1 de mayo, me fui a desayunar allí con un amigo. Estando allí sentado en una terraza del bar a la entrada del monasterio, relajado como San Ero y el propio día del trabajador, me vinieron a la mente las imágenes de hace algunos años, cuando era un niño (años 80s), y vine por primera vez a la Romería de la Virgen de las Cabezas. Se celebra cada año el lunes de Pascua y para los creyentes, esta virgen se dice cura dolencias de cabeza. Sin embargo, lo que yo recuerdo como seguro la mayoría, es ir en coche o caminando hasta el monasterio desde Dorrón o el pueblo de cada uno, llevarse la comida de casa (pollo asado, tortilla, empanada, bocatas, bastante vino de casa,…) y allí reunirse con la familia y amigos para comer de campo sobre mantas o en algún lugar acondicionado para ello. Se solían formar grupos enormes y cada año se solía ir al mismo sitio, y allí entre comida y vino, surgían cánticos y si el día estaba bueno, el día se hacía largo. Los alrededores del monasterio ese día están llenos de rosquilleiras, pulpeiras (aquí es mi primer recuerdo de una tapa de pulpo a feira, de las de antes, contundentes y con pulpo de aquí…), gente vendiendo imágenes de cera y los puestos de casetes con la música a tope (xa choveu!), o fogeteiro, gaiteiros (¡ayer vinieron pero en tractor!),… Vamos, un día completo de fiesta.
La verdad, hace años que no subo a dicha romería, pero si voy a la Armenteira de vez en cuando. Allí se respira tranquilidad y estás rodeado de monte, así que el aire es más puro. Desde hace años muchos peregrinos pasan por aquí y ayer vi a muchos con sus mochilas. Me sorprendió ver a varios grupos de peregrinos que eran extranjeros y que hacen la Variante Espiritual del Camino Portugués. Además, hay que comentar que ahora también está cogiendo mucha fama la Ruta del Padre Sarmiento por el Salnés. Durante las dos horas que allí estuvimos llegaron al menos tres autobuses cargados de gente a ver el Monasterio. No decir la cantidad de gente que pasa por allí en bicicleta sobre todo de montaña ya que hay rutas BTT y muchos se paran a tomarse un tentempié. Y como no, todos aquellos que llegan a relajarse y picar algo después de caminar la famosa Ruta da Pedra e da Auga, la cual es preciosa y muy recomendable. Seguro que os suena dicha ruta entre otras cosas porque uno de los asiduos es el expresidente M. Rajoy.
Cuenta la leyenda (aparece en la Cantiga 103 de Alfonso X el Sabio) que un caballero (Ero) de la corte de Alfonso VII y su mujer, no tenían hijos. Por ello, fueron aconsejados por la propia Virgen María para tener muchos hijos espirituales. Así, Ero le solicitó monjes a San Bernardo de Claraval y este le envío cuatro. Ero se convierte en Abad y usa un palacio para fundar con sus cuatro monjes el monasterio cisterciense de Armenteira en 1149 (aunque la primera vez que aparece en documentos de la Orden del Cisterciense es 1162). Se cree que San Ero nació en el Salnés a comienzos del siglo XII y murió en febrero de 1176 (¡o más bien desapareció por 200 o 300 años para algunos!).
Y aquí viene la famosa leyenda de San Ero de Armenteira: Se dice que San Ero salió un día a pasear y meditar por el monte Castrove y escuchó a un mirló cantar en la rama de un árbol. Digamos que se quedó tan embelesado por el son del canto, que cerró los ojos, se tumbó bajo el árbol y allí se quedó plácidamente a la bartola y escuchando el canto del pajarillo. La historia cuenta que el resto de los monjes salieron a buscarle y no lo encontraron. Entre tanto, pasaron 200 (para algunos 300) años. Así, en 1376, San Ero, pues por la razón que fuese, se puso en pie y volvió al monasterio ¿y qué pasó? Lo evidente, que nadie lo conocía ni tenían constancia de él. Sin embargo, revisaron los papeles y si aparecía como uno de los abades regidores del monasterio en los tiempos antiguos. Al poco tiempo, Ero moriría y dicen que lo enterraron en el propio monasterio, pero nunca se encontró su tumba. Y esta es la leyenda. Ya se suele decir que los curas, abades… vivían y viven muy bien. ¡Cualquiera se pasa 300 años tumbado a la bartola! Recordad, es una leyenda, no vaya a ser que alguno trate de ponerlo en práctica.